Santander: Konecta dice que el traslado a Valladolid de los trabajadores de Torrelavega es "doloroso" pero que les ha ofrecido mejores condiciones laborales

Hoy se ha celebrado en el Juzgado de lo Social Número 5 de Santander el juicio por las demandas de conflicto colectivo presentadas por CGT, CC.OO y UGT, a las que se han adherido CSIF y USO, contra el traslado forzoso de los trabajadores del centro de trabajo de Torrelavega a Valladolid, traslado que debía haberse ejecutado el pasado 1 de octubre pero que el juez paralizó provisionalmente hasta que dicte sentencia.

En el juicio, el abogado de Konecta, que es la empresa de telemarketing que subrogó el servicio de Vodafone que prestaba Golden Line en Torrelavegas y Valladolid, ha dicho que el traslado de los trabajadores de Torrelavega a Valladolid le cuesta "prácticamente" lo mismo, en torno a unos 228.000 euros, que lo que supondría pagar las indemnizaciones por extinción de contratos, que ha cifrado en 300.000 euros.

Además, el abogado ha dicho que si la empresa tuviera "mala fe" como le acusan los sindicatos hubiera prescindido del 10ª de la plantilla, pues así se lo permitía el convenio del sector y no lo ha hecho.

Konecta ha reconocido que el traslado de los 150 trabajadores de Torrelavega a Valladolid es "doloroso", que se hace únicamente por razones organizativas y productivas y ha negado que se trate de un despido encubierto como denuncian los sindicatos.

En este sentido, ha dicho que la empresa ha ofrecido a los trabajadores que se trasladen a Valladolid mejores condiciones de trabajo, como la ampliación de los contratos de jornada parcial a completa, lo que le supondría  cobrar mucho más de los 900 euros que reciben ahora y que la empresa pagaría de su "bolsillo" el coste de traslado.

Los sindicatos han pedido al juez la nulidad del traslado porque creen que Konecta había decidido desde un principio cerrar el centro de Torrelavega y porque a su juicio no estaba legitimada para pedir este traslado ya que hasta el pasado 1 de octubre no era la empresa empleadora.

Además, los sindicatos ven "mala fe" en las relaciones que Konecta ha tenido con los trabajadores, intentando desde un principio ocultarles la información y documentación esencial que le han solicitado durante el conflicto e intentar durante todo este tiempo de manifestaciones dividir a los trabajadores.