Según han reflejado los informes técnicos municipales, en la mencionada rotonda, que da acceso al Barrio Covadonga, a la altura del Colegio Mies de Vega, se planteó realizar una actuación que permitiera visualizar las esculturas allí existentes y que al mismo tiempo diese solución a la presencia en la rotonda de cinco ejemplares de cipres leyland.
Esta especie se trata de una de las coníferas para setos más utilizadas en España, debido a su rápido de crecimiento. Estos árboles, utilizados normalmente como cerramiento fueron plantados en su día, pero no son los adecuados para su uso en rotondas.
Del mismo modo que su parte aérea tiene un crecimiento desmesurado, puede llegar hasta 25/30 metros, sus raíces se desarrollan en la misma proporción, sin embargo dado su gran capacidad de crecimiento, cuando se encuentra aislado, frecuentemente presenta fisuras en los intersticios, lo que puede provocar desprendimientos, de hecho en la rotonda que nos ocupa, al menos en dos ocasiones, se ha actuado talando especies que, con aparente vigor, tenían daños importantes.
Reciente el temporal del pasado mes de febrero, que ocasionó la caída en la ciudad de varios árboles aparentemente sanos en lugares como el Parque Manuel Barquín o el Barrio de la Inmobiliaria, y más recientemente en el cementerio de Barreda, se ha considerado conveniente proceder a la tala de dichos árboles y al repicado, enmacetado y traslado a los viveros para su recuperación del arbusto ejemplar de la especie Taxus baccata.
Una vez realizada esta intervención, el equipo de gobierno ha expresado que “se realizará un estudio paisajístico para repoblar esa rotonda con nuevas especies vegetales que resulten acordes a ese determinado espacio, y que cumplan los requisitos necesarios para permitir la visión de las esculturas, de la señalización viaria, y al mismo tiempo servir de recreo visual y ornamental para todos los vecinos y visitantes de Torrelavega”.
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