El Gobierno de Cantabria, con motivo de
la conmemoración mañana del Día Nacional de la Fibrosis Quística,
reafirma su compromiso con el tratamiento y la mejora de la calidad de
vida de las personas que tienen esta enfermedad. Actualmente, el
servicio de Neumología Infantil de Valdecilla atiende a 25 niños con
fibrosis quística.
La detección
precoz de la fibrosis quística es posible en Cantabria desde enero de
2012, cuando la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales incorporó la
prueba para la detección de esta enfermedad en el cribado neonatal.
Con esta medida, además de mejorar el pronóstico y la calidad de vida
de las personas afectadas, retrasando su cronificación, se consigue
disminuir la incidencia de nuevos casos al aconsejar a las familias
afectadas sobre su futura descendencia mediante el consejo genético.
Además de su compromiso con la detección y el tratamiento de esta
enfermedad, la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales se suma al
objetivo de la Asociación Cántabra de Fibrosis Quística de avanzar en la
concienciación y el conocimiento de esta enfermedad en la población en
general.
Con este objetivo y para
recaudar fondos destinados principalmente a la investigación de esta
enfermedad, incluida dentro de las llamadas enfermedades raras, la
asociación ha celebrado una cena benéfica, que ha contado con la
participación de 188 personas, entre ellas la subdirectora de
Dependencia del Gobierno de Cantabria, Asunción González, y de parte del
equipo médico que atiende a los pacientes de esta enfermedad.
La fibrosis quística es una enfermedad crónica y hereditaria de tipo
evolutivo con una esperanza de vida limitada y que hoy día no tiene
curación. Afecta principalmente a los pulmones y al sistema digestivo y
representa un grave problema de salud.
En España,uno de cada 35 habitantes son portadores sanos de la
enfermedad. Se trata de una enfermedad de gen recesivo, es decir, si se
hereda el gen defectuoso de ambos padres se padecerá la enfermedad, si
se hereda un gen normal y un gen defectuoso es portador de la enfermedad
sin padecerla pero con la posibilidad de transmitirla a la
descendencia.
La esperanza de vida
se ha incrementado notablemente gracias a un mejor conocimiento de la
fisiopatología de esta enfermedad y al tratamiento multidisciplinario de
estas personas, que se basa en tres pilares fundamentales: conseguir
una nutrición adecuada, utilizar medicamentos que luchen contra la
infección e inflamación respiratorias y realizar con regularidad la
terapia física consistente en fisioterapia respiratoria, ejercicios de
fortalecimiento de la musculatura del tórax para prevenir deformidades y
la práctica de algún deporte.
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