Dentro del ciclo de conferencias que organiza la Sociedad Cántabra de Escritores, el próximo martes día 18 de abril a las 7,30 en el Centro Gallego de Santander, José María Alonso del Val pronunciará la conferencia titulada: Monasterio de Santo Toribio de Liébana. Santuario del Lignum Crucis. Año del Jubileo Cruceno.
A lo largo de la exposición irá describiendo el monasterio de Santo Toribio como uno de los más antiguos lugares de culto cristiano ininterrumpido de la Península Ibérica, así como de la Reliquia-relicario (estauroteca), que contiene el mayor trozo de la Cruz redentora de Cristo, (brazo izquierdo del patíbulo que se exhibe y da a besar, con parte del agujero del clavo). Dicha reliquia daría nombre a la tierra donde se asienta (Camaleño); y se cobijara (San Martín de Turieno). Fue también el lugar y residencia del Scriptorium, donde Beato de Liébana y el obispo exilado Eterio de Osma (segunda mitad del siglo VIII), hicieron los comentarios ilustrados al “Apocalipsis”, con los originales y preciados miniados llamados “Beatos”
Asimismo, Alonso del Val irá glosando los caminos de peregrinación para acceder al Monasterio con sus sendas y veredas históricas, que seguían los Crucenos (Peregrinos de la Cruz).
A lo largo de la exposición irá describiendo el monasterio de Santo Toribio como uno de los más antiguos lugares de culto cristiano ininterrumpido de la Península Ibérica, así como de la Reliquia-relicario (estauroteca), que contiene el mayor trozo de la Cruz redentora de Cristo, (brazo izquierdo del patíbulo que se exhibe y da a besar, con parte del agujero del clavo). Dicha reliquia daría nombre a la tierra donde se asienta (Camaleño); y se cobijara (San Martín de Turieno). Fue también el lugar y residencia del Scriptorium, donde Beato de Liébana y el obispo exilado Eterio de Osma (segunda mitad del siglo VIII), hicieron los comentarios ilustrados al “Apocalipsis”, con los originales y preciados miniados llamados “Beatos”
Asimismo, Alonso del Val irá glosando los caminos de peregrinación para acceder al Monasterio con sus sendas y veredas históricas, que seguían los Crucenos (Peregrinos de la Cruz).
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