Los sangrantes e inhumanos acontecimientos de los que estamos siendo testigos en la Frontera Este constituyen un inaceptable saldo en vidas, en dramas humanos de tantas personas que ven vulnerados sus Derechos.
No se trata solo de una crisis humanitaria. No es solo una crisis de refugiados. Es el resultado de una ausencia de política de cooperación para el desarrollo que olvida que detrás de cada decisión de abandonar una casa, un trabajo y una vida hay una causa de expulsión y personas a las que proteger y garantizar sus Derechos Humanos.
Para Cáritas, la prioridad es velar por que todo nuestro trabajo esté al servicio de la dignidad y los Derechos de las personas que salen de su tierra huyendo de la guerra y del hambre en busca de una vida mejor. La situación, sin embargo, no es nueva. La Confederación Cáritas lleva años apoyando en las regiones de Medio Oriente y el Norte de África el trabajo de las Cáritas y las Iglesias locales de los países afectados para garantizar la dignidad y los Derechos de las personas más vulnerables y, al mismo tiempo, impulsar la paz y unas condiciones justas y duraderas en las zonas arrasadas por las guerras y los conflictos.
Es el momento de reconocer al otro, al diferente, no como un invasor sino como un igual con los mismos derechos, como un aporte positivo a nuestra sociedad mestiza; como un hermano en dificultad para el que hay que buscar un sitio, aunque estemos más estrechos.
Tenemos un gran reto como sociedad, dignificarnos como seres humanos, haciendo un sitio en nuestra casa y buscando caminos nuevos por los que todos podamos transitar
Europa y España no pueden perder esta oportunidad para repensar sobre las políticas desarrolladas hasta ahora, para proteger a las personas que intentan llegar a nuestro territorio, para invertir en políticas para el desarrollo y en políticas de integración.
No se trata solo de una crisis humanitaria. No es solo una crisis de refugiados. Es el resultado de una ausencia de política de cooperación para el desarrollo que olvida que detrás de cada decisión de abandonar una casa, un trabajo y una vida hay una causa de expulsión y personas a las que proteger y garantizar sus Derechos Humanos.
Para Cáritas, la prioridad es velar por que todo nuestro trabajo esté al servicio de la dignidad y los Derechos de las personas que salen de su tierra huyendo de la guerra y del hambre en busca de una vida mejor. La situación, sin embargo, no es nueva. La Confederación Cáritas lleva años apoyando en las regiones de Medio Oriente y el Norte de África el trabajo de las Cáritas y las Iglesias locales de los países afectados para garantizar la dignidad y los Derechos de las personas más vulnerables y, al mismo tiempo, impulsar la paz y unas condiciones justas y duraderas en las zonas arrasadas por las guerras y los conflictos.
Es el momento de reconocer al otro, al diferente, no como un invasor sino como un igual con los mismos derechos, como un aporte positivo a nuestra sociedad mestiza; como un hermano en dificultad para el que hay que buscar un sitio, aunque estemos más estrechos.
Tenemos un gran reto como sociedad, dignificarnos como seres humanos, haciendo un sitio en nuestra casa y buscando caminos nuevos por los que todos podamos transitar
Europa y España no pueden perder esta oportunidad para repensar sobre las políticas desarrolladas hasta ahora, para proteger a las personas que intentan llegar a nuestro territorio, para invertir en políticas para el desarrollo y en políticas de integración.
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