La Libreria Centro Cultural Floralia acoge mañana viernes de 20 a 21.30 horas la presentación del último libro de Mariano F. Urresti, “Las claves perdidas del Camino de Santiago”, Dicho libro estará disponible en esta librería y el autor firmará ejemplares al finalizar la presentación.
Mariano Fernández Urresti es Licenciado en Historia. Nacido en Santander, vive en Santillana del Mar (Cantabria). Ha sido asesor del Consejo de RTVE en Cantabria. Es autor de casi una veintena de libros sobre enigmas históricos, entre los que destacan Los Templarios y la palabra perdida, La vida secreta de Jesús de Nazaret o Felipe II y el secreto de El Escorial. Es, además, coautor de libros como Gótica (Ed. Aguilar) o Las claves del Código da Vinci. Además, ha ganado el III Premio Finis Terrae de Ensayo Histórico con su obra La España expulsada.
En 813 d.C. un ermitaño llamado Pelagio alertó al mundo sobre la existencia de una tumba. El obispo de Iria Flavia, Teodomiro, se apresuró a identificar los restos que en ella aparecieron con el apóstol Santiago. La noticia corrió como la pólvora por la Europa cristiana, y la orden del Cluny fortaleció esa convicción y contribuyó vigorosamente a desbrozar un viejo camino espiritual que conducía hasta el fin del mundo, no exactamente hasta una tumba, sino hasta la Muerte. Pero el secreto residía, justamente, en trascenderla.
Sin embargo, ¿era realmente Santiago el popular difunto? ¿Lo era Prisciliano, un obispo acusado de herejía y cuya interpretación del cristianismo tenía regusto egipcio? ¿Qué sucedería si no hubiéramos leído correctamente el mensaje que contiene el renglón telúrico que es la ruta jacobea? ¿Y si existiera una prehistoria del Camino de las estrellas?
Antes de Jesucristo y de la Iglesia que con su excusa se organizó, existía una tradición hermética, una enseñanza que procedía de un tiempo remoto y que alcanzó en el antiguo Egipto su plenitud. Allí, a la vera del río Nilo –causalmente denominado Vía Láctea como el Camino de Santiago- se celebraba una peregrinación singular cuyo eco, si se escucha con atención, se advierte aún bajo las piedras que conducen a Finisterre.
Para comprender la historia oculta del Camino deberemos viajar a un tiempo perdido, muy anterior al cristianismo. Para desvelar las claves de este peregrinaje milenario necesitamos mirar lejos, más de lo que permite la historia, allí donde habitan dioses y atlantes.
Mariano Fernández Urresti es Licenciado en Historia. Nacido en Santander, vive en Santillana del Mar (Cantabria). Ha sido asesor del Consejo de RTVE en Cantabria. Es autor de casi una veintena de libros sobre enigmas históricos, entre los que destacan Los Templarios y la palabra perdida, La vida secreta de Jesús de Nazaret o Felipe II y el secreto de El Escorial. Es, además, coautor de libros como Gótica (Ed. Aguilar) o Las claves del Código da Vinci. Además, ha ganado el III Premio Finis Terrae de Ensayo Histórico con su obra La España expulsada.
En 813 d.C. un ermitaño llamado Pelagio alertó al mundo sobre la existencia de una tumba. El obispo de Iria Flavia, Teodomiro, se apresuró a identificar los restos que en ella aparecieron con el apóstol Santiago. La noticia corrió como la pólvora por la Europa cristiana, y la orden del Cluny fortaleció esa convicción y contribuyó vigorosamente a desbrozar un viejo camino espiritual que conducía hasta el fin del mundo, no exactamente hasta una tumba, sino hasta la Muerte. Pero el secreto residía, justamente, en trascenderla.
Sin embargo, ¿era realmente Santiago el popular difunto? ¿Lo era Prisciliano, un obispo acusado de herejía y cuya interpretación del cristianismo tenía regusto egipcio? ¿Qué sucedería si no hubiéramos leído correctamente el mensaje que contiene el renglón telúrico que es la ruta jacobea? ¿Y si existiera una prehistoria del Camino de las estrellas?
Antes de Jesucristo y de la Iglesia que con su excusa se organizó, existía una tradición hermética, una enseñanza que procedía de un tiempo remoto y que alcanzó en el antiguo Egipto su plenitud. Allí, a la vera del río Nilo –causalmente denominado Vía Láctea como el Camino de Santiago- se celebraba una peregrinación singular cuyo eco, si se escucha con atención, se advierte aún bajo las piedras que conducen a Finisterre.
Para comprender la historia oculta del Camino deberemos viajar a un tiempo perdido, muy anterior al cristianismo. Para desvelar las claves de este peregrinaje milenario necesitamos mirar lejos, más de lo que permite la historia, allí donde habitan dioses y atlantes.

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