El colegio Virgen de Valencia de Renedo ha celebrado Halloween con más de trescientas calabazas diferentes, elaboradas por los alumnos que han participado en el original certamen organizado por cuarto año consecutivo por las maestras del Departamento de Inglés del centro, Conchi Carral, Marta Crespo y María Arribas.
Así, los premios a las calabazas naturales mejor talladas fueron para Oliver Pardo (I3C), Ismael Medina (4ºD) y Diego Bernardo (4ºA); los de las calabazas naturales mejor decoradas recayeron en Candela González (1ºB), Jimena Revuelta (1ºD) y Aymar y Nayara Agudo (3ºA y I5A); los de las calabazas artificiales los ganaron Giorgia Espinosa (6ºB), Elsa Bustamante (1ºA) y Lidia Herrero (1ºA); y los de las calabazas más terroríficas fueron para Lucía Herrera (2ºB), Marina Arce (3ºB) y Carlos Blanco (1ºA).
Las profesoras agradecieron el interés demostrado tanto por los alumnos como por sus familias así como “la imaginación y creatividad” en la elaboración de las calabazas. Reconocen, por tanto, que entre los más de 300 trabajos diferentes “la elección ha sido muy difícil”.
Precisan al respecto que la decisión ha sido adoptada por el claustro de profesores tras dar a cada niño participante un número correspondiente a su trabajo, para que no existiese ningún elemento subjetivo a la hora de valorar.
Gigantes, pequeñas, en grupo, solas, de madera, de plástico, de papel, de arcilla, de globo, de pasta de papel, de plastilina, además de las naturales con originales adornos (maquillaje, gafas, sombreros, cadenas, piercing, pelo, murciélagos, alas, huesos, espumillón, etc), las calabazas han inundado de color y fantasía el vestíbulo del colegio. “Nos ha vuelto a sorprender el ingenio de los niños y sus familias ya que pusimos en marcha este concurso hace cuatro años y conseguimos unos trabajos muy originales y cada año nuevamente sus trabajos son dignos de elogio”, añaden las profesoras.
Así, los premios a las calabazas naturales mejor talladas fueron para Oliver Pardo (I3C), Ismael Medina (4ºD) y Diego Bernardo (4ºA); los de las calabazas naturales mejor decoradas recayeron en Candela González (1ºB), Jimena Revuelta (1ºD) y Aymar y Nayara Agudo (3ºA y I5A); los de las calabazas artificiales los ganaron Giorgia Espinosa (6ºB), Elsa Bustamante (1ºA) y Lidia Herrero (1ºA); y los de las calabazas más terroríficas fueron para Lucía Herrera (2ºB), Marina Arce (3ºB) y Carlos Blanco (1ºA).
Las profesoras agradecieron el interés demostrado tanto por los alumnos como por sus familias así como “la imaginación y creatividad” en la elaboración de las calabazas. Reconocen, por tanto, que entre los más de 300 trabajos diferentes “la elección ha sido muy difícil”.
Precisan al respecto que la decisión ha sido adoptada por el claustro de profesores tras dar a cada niño participante un número correspondiente a su trabajo, para que no existiese ningún elemento subjetivo a la hora de valorar.
Gigantes, pequeñas, en grupo, solas, de madera, de plástico, de papel, de arcilla, de globo, de pasta de papel, de plastilina, además de las naturales con originales adornos (maquillaje, gafas, sombreros, cadenas, piercing, pelo, murciélagos, alas, huesos, espumillón, etc), las calabazas han inundado de color y fantasía el vestíbulo del colegio. “Nos ha vuelto a sorprender el ingenio de los niños y sus familias ya que pusimos en marcha este concurso hace cuatro años y conseguimos unos trabajos muy originales y cada año nuevamente sus trabajos son dignos de elogio”, añaden las profesoras.
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