El Ayuntamiento de Polanco, a través de la Concejalía de Urbanismo, ha manifestado su compromiso de gestionar la eliminación de la antigua gasolinera de Requejada lo más rápido posible, y ha justificado la tardanza en acometer esta obra por la necesidad de llevar a cabo estudios técnicos que descarten posibles contaminaciones al agua o al subsuelo.
Antes las reiteradas quejas de algunos vecinos por el retraso en iniciarse los trabajos, el concejal de Urbanismo, Felipe Tapia, explica que la gasolinera y sus estructuras auxiliares soterradas "han sido objeto de manipulación de sustancias altamente contaminantes durante varias décadas", actividad que ha podido afectar al subsuelo, y de ahí la necesidad de lleva a cabo estudios minuciosos del mismo.
Recuerda que para este tipo de instalaciones la legislación vigente "es en todo momento muy garantista", con el fin de prevenir cualquier afección a la salud de las personas, particularmente en este caso usuarios, vecinos y viandantes.
Por ello, ha sido necesario llevar a cabo una serie de trámites para realizar estudios minuciosos previos a la autorización del desmantelamiento por parte de Repsol, contemplados el Análisis Cuantitativo de Riesgos, que ha sido concluido el pasado 21 de agosto.
Este estudio ha sido de forma inmediata remitido a la Dirección General de Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria, al ser tal organismo quien tiene que decidir ahora qué método autoriza para la retirada y sellado definitivo de esta instalación.
De forma paralela, desde el Ayuntamiento se ha estado en contacto con la Dirección General para agilizar en la mayor medida posible la autorización, para poder concluir en su totalidad la remodelación integral del barrio de Las Viñas donde se ubica el antiguo surtidos de gasolina.
En este sentido, Tapia anuncia que el Ayuntamiento llevará adelante "con toda diligencia" el seguimiento y ejecución definitiva del proyecto, "observando cuantas medidas sirvan para garantizar la salud de las personas y el medio ambiente".
Antes las reiteradas quejas de algunos vecinos por el retraso en iniciarse los trabajos, el concejal de Urbanismo, Felipe Tapia, explica que la gasolinera y sus estructuras auxiliares soterradas "han sido objeto de manipulación de sustancias altamente contaminantes durante varias décadas", actividad que ha podido afectar al subsuelo, y de ahí la necesidad de lleva a cabo estudios minuciosos del mismo.
Recuerda que para este tipo de instalaciones la legislación vigente "es en todo momento muy garantista", con el fin de prevenir cualquier afección a la salud de las personas, particularmente en este caso usuarios, vecinos y viandantes.
Por ello, ha sido necesario llevar a cabo una serie de trámites para realizar estudios minuciosos previos a la autorización del desmantelamiento por parte de Repsol, contemplados el Análisis Cuantitativo de Riesgos, que ha sido concluido el pasado 21 de agosto.
Este estudio ha sido de forma inmediata remitido a la Dirección General de Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria, al ser tal organismo quien tiene que decidir ahora qué método autoriza para la retirada y sellado definitivo de esta instalación.
De forma paralela, desde el Ayuntamiento se ha estado en contacto con la Dirección General para agilizar en la mayor medida posible la autorización, para poder concluir en su totalidad la remodelación integral del barrio de Las Viñas donde se ubica el antiguo surtidos de gasolina.
En este sentido, Tapia anuncia que el Ayuntamiento llevará adelante "con toda diligencia" el seguimiento y ejecución definitiva del proyecto, "observando cuantas medidas sirvan para garantizar la salud de las personas y el medio ambiente".
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