El proyecto de los pollos picasuelos de Torrelavega ha obtenido un galardón en la primera edición de los premios "Compromiso con la tierra’"del portal de alimentación y comida GastroActitud, que se caracteriza por la apuesta por el comercio de proximidad y basado en el respeto a la naturaleza y el medio ambiente.
Picasuelos de Cantabria es el proyecto abanderado por el torrelaveguense Daniel Bartolomé y socios, que ha supuesto la recuperación del picasuelos, una variedad de gallina de corral autóctona de Cantabria que se cría en libertad y se alimenta con semillas.
La distinción reconoce su contribución a la recuperación de esta especie, así como su promoción y comercialización en otras comunidades autónomas de España, convirtiéndose además en embajadores de su territorio.
El proyecto surge desde Torrelavega, en línea con distintos proyectos en la ciudad que no se resignan al ambiente de crisis y problemas.
Es un proyecto que además está encontrando buena acogida entre los consumidores y la complicidad de restauradores cántabros para sus recetas, como Jesús Sánchez, del Cenador de Amós, y Nacho Solana, del restaurante La Solana, –ambos con una estrella Michelín– quienes lo difundieron recientemente en la última edición de Madrid Fusión, la cita de referencia del sector alimentario.
El cocinero Andoni Luis Aduriz, del restaurante Mugaritz, ejerció de padrino de los premiados, a los que entregó un plato de cerámica diseñado y elaborado por el ceramista Pedro León, cuyas vajillas se encuentran en algunos de los mejores restaurantes de España.
A esta iniciativa se sumó Makro –que tiene una red de productores locales–, en cuyas instalaciones tuvo lugar la fiesta de entrega de premios, entre otros colaboradores.
Entre los premiados se encontraban una decena de proyectos que pasan por la recuperación de la panadería tradicional gallega, café de elaboración propia, conservación de olivos milenarios en el mediterráneo, la difusión del queso entre jóvenes productores, la recuperación de las huertas tradicionales en Aranjuez o en el Valle de Arán, la modernización en la venta y el turismo de los productos de la Ría de Vigo, entre otros.
Estos proyectos se enmarcan dentro de una tendencia general a la apuesta por productos alimenticios de proximidad, de productores locales más sostenibles, como la que desarrollan en Cantabria el grupo hostelero Deluz para su cocina o el comedor del colegio público Cisneros.
Y su trayectoria y reconocimiento en premios más allá de Cantabria entronca con el de otras empresas del sector, como la destilería Siderit, el orujo Justina de Liébana de Orulisa, Cafés Dromedario o la miel de Brezomiel, entre otros proyectos que demuestran la pujanza de un sector que se viene modernizando en los últimos años.
Picasuelos de Cantabria es el proyecto abanderado por el torrelaveguense Daniel Bartolomé y socios, que ha supuesto la recuperación del picasuelos, una variedad de gallina de corral autóctona de Cantabria que se cría en libertad y se alimenta con semillas.
La distinción reconoce su contribución a la recuperación de esta especie, así como su promoción y comercialización en otras comunidades autónomas de España, convirtiéndose además en embajadores de su territorio.
El proyecto surge desde Torrelavega, en línea con distintos proyectos en la ciudad que no se resignan al ambiente de crisis y problemas.
Es un proyecto que además está encontrando buena acogida entre los consumidores y la complicidad de restauradores cántabros para sus recetas, como Jesús Sánchez, del Cenador de Amós, y Nacho Solana, del restaurante La Solana, –ambos con una estrella Michelín– quienes lo difundieron recientemente en la última edición de Madrid Fusión, la cita de referencia del sector alimentario.
El cocinero Andoni Luis Aduriz, del restaurante Mugaritz, ejerció de padrino de los premiados, a los que entregó un plato de cerámica diseñado y elaborado por el ceramista Pedro León, cuyas vajillas se encuentran en algunos de los mejores restaurantes de España.
A esta iniciativa se sumó Makro –que tiene una red de productores locales–, en cuyas instalaciones tuvo lugar la fiesta de entrega de premios, entre otros colaboradores.
Entre los premiados se encontraban una decena de proyectos que pasan por la recuperación de la panadería tradicional gallega, café de elaboración propia, conservación de olivos milenarios en el mediterráneo, la difusión del queso entre jóvenes productores, la recuperación de las huertas tradicionales en Aranjuez o en el Valle de Arán, la modernización en la venta y el turismo de los productos de la Ría de Vigo, entre otros.
Estos proyectos se enmarcan dentro de una tendencia general a la apuesta por productos alimenticios de proximidad, de productores locales más sostenibles, como la que desarrollan en Cantabria el grupo hostelero Deluz para su cocina o el comedor del colegio público Cisneros.
Y su trayectoria y reconocimiento en premios más allá de Cantabria entronca con el de otras empresas del sector, como la destilería Siderit, el orujo Justina de Liébana de Orulisa, Cafés Dromedario o la miel de Brezomiel, entre otros proyectos que demuestran la pujanza de un sector que se viene modernizando en los últimos años.
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