El XVI Encuentro de Música y Academia de Santander, organizado por la Fundación Albéniz que preside Paloma O´Shea, acogerá mañana viernes 22 a las 20:30 h, un concierto homenaje a Antonio Vivaldi (1678-1741) en la sala Argenta del Palacio de Festivales, en una velada patrocinada por Textil Santanderina.
Sobre el escenario se podrá disfrutar de músicos profesionales de la talla de la Latica Honda-Rosenberg (violín), quien dirigirá el Ensemble del Encuentro que contará con la presencia de Hansjörg Schellenberger (oboe). Los jóvenes músicos que participarán en la velada serán: Aliya Vodovozova, Michael Alampi, Máte Bán y Francisco Barbosa (flautas) ; Eszter Agárdi (violonchelo), Alina Artemyeva (cémbalo), Sheng-Chung Cheng (oboe), Pierre Weibel y Jesús Viedma (fagotes), Pablo Santa Cruz (contrabajo), Mayu Tomotaki, Raúl Suárez y Camille Joubert (violines).
Latica Honda-Rosenberg (Alemania, 1971) empezó a tocar el violín con cuatro años y a los nueve ya era alumna de Tibor Varga en la Escuela de Música Detmold. Continuó sus estudios en la Escuela de Música Reina Sofía con el profesor Zakhar Bron y en la Musikhochschule de Lübeck (Alemania). En 1998 ganó la medalla de plata del Concurso Chaikovski de Moscú, lo cual le allanó el camino para desarrollar su carrera internacional.
Dio su debut como solista en la Philharmonie de Berlín en 1989, cuando actuó en el ciclo “Debut on Deutschland-Radio” acompañada de la Deutsches Sinfonie-Orchester Berlin. Desde entonces, ha sido solista con orquestas como la Beethovenhalle de Bonn, Filarmónica de la Radio NDR de Hanover, Sinfónicas de Lucerna, Tokio y Leipzig, Orquestas de Cámara de Stuttgart, Lausana, Praga y Zúrich, Orquesta Nacional Belga, Estatal de Rusia y Filarmónica de República Checa.
Desde el año 2000 es artista exclusiva del sello Oehms Classics, para el que ha grabado tres álbumes con obras de Bloch, Prokofiev (música de cámara), Shostakovich y Chaikovski (conciertos a solo). Sus grabaciones de música de cámara de Bloch fueron elegidas “Álbum del Mes” por la revista The Strad.
Además de sus actuaciones por todo el mundo, ha sido profesora de violín en la Musikhochschule de Friburgo. También imparte clases magistrales en Alemania, Italia (Academia Gustav Mahler), Francia, Croacia, Portugal e Israel (cursos de verano Keshet Eilon). Desde 2009 es profesora de la Universidad de las Artes de Berlín.
Según las notas al programa de Luís Suñén “decía Igor Stravinski —y el tópico ha de aparecer aquí necesariamente para tratar de anularlo— que Antonio Vivaldi había escrito cientos de veces el mismo concierto. Las palabras de Stravinski se pronunciaron en un momento en el que la recuperación y la revalorización de la obra del compositor veneciano estaban todavía lejanas. Y el caso es que, si vamos más allá de Las cuatro estaciones e indagamos en otras obras de Vivaldi, comprobaremos que en su evidente parecido —aspectos de época aplicables a otros contemporáneos del cura pelirrojo— las diferencias son tan apasionantes como el proceso de ir encontrándolas. Es como sucede cuando escuchamos las óperas y los oratorios de Haendel y comprobamos cómo de su aparente uniformidad surgen variaciones que son más que eso porque tienen que ver no sólo con la sucesión de las notas sino con las diferencias, los detalles, los guiños que cada tema va aportando al conjunto de la obra. En Vivaldi sucede lo mismo tanto en su producción concertística, de cámara o vocal, oratorios y óperas. El concierto de hoy se nos presenta directamente como un homenaje a Antonio Vivaldi y su música o, lo que es lo mismo, un homenaje a nosotros mismos que puede tener el valor añadido de plantearnos a lo largo de su escucha el ir averiguando, comprobando, esa variedad admirable de lo que siendo distinto suena parecido o —una vez llegados a ese punto de diferenciación— viceversa.
La mayoría de las obras que se van a escuchar incluyen instrumentos de viento como solistas, lo mismo en las sonatas en trío que en los concerti. Eso da al concierto un plus de originalidad al prescindir de los más habituales conciertos para violín. En cualquier caso estamos hablando de ese estilo italiano que llenó una época y que llegó desde Venecia —donde nace Vivaldi— hasta Viena —donde muere— partiendo de una base que recorre una Europa mucho más permeable de lo que fronteras y distancias podrían hacernos pensar respecto a la época en que se produce. No olvidemos tampoco que Johann Sebastian Bach será no ya permeable a la influencia vivaldiana sino un profundo admirador de su música. De ahí, las adaptaciones del Cantor de Santo Tomás de alguno de los conciertos vivaldianos a los que otorga su huella pero sin dejar de mantenerlos en el punto del que nacen.
Vamos a comprobar también en este concierto la ductilidad de la orquestación — no es el término exacto pero permite entendernos— vivaldiana, lo mismo cuando el término cuerdas se refiere a un conjunto relativamente numeroso que cuando aquella se reduce a un bajo continuo que es a la vez lecho y contrapunto. Una fiesta de la música, pues, que abrirá para muchos oyentes un panorama que va más allá, mucho más allá que esas inmortales cuatro estaciones que han marcado la vida de todo aficionado.”
Concierto en Escalante
Asímismo, continua la gira de conciertos de la Fundación Albéniz por Cantabria en el singular escenario en el que se convierte la ermita de San Román, en Escalante, donde se podrá ver a Xiaoti Guo (viola) tocar en compañía del pianista acompañante Pablo Márquez en una velada en la que también se contará con la presencia de Albert Cano, semifinalista en el Concurso de Piano de Santander Paloma O’Shea. En la cita musical, de acceso libre que comenzará a las 20 :00 h, se podrá disfrutar de un repertorio con piezas de Schubert y Brahms, entre otros grandes compositores.
La programación se puede consultar y/o descargar en la página web del festival: www.encuentrodesantander.es.
Latica Honda-Rosenberg (Alemania, 1971) empezó a tocar el violín con cuatro años y a los nueve ya era alumna de Tibor Varga en la Escuela de Música Detmold. Continuó sus estudios en la Escuela de Música Reina Sofía con el profesor Zakhar Bron y en la Musikhochschule de Lübeck (Alemania). En 1998 ganó la medalla de plata del Concurso Chaikovski de Moscú, lo cual le allanó el camino para desarrollar su carrera internacional.
Dio su debut como solista en la Philharmonie de Berlín en 1989, cuando actuó en el ciclo “Debut on Deutschland-Radio” acompañada de la Deutsches Sinfonie-Orchester Berlin. Desde entonces, ha sido solista con orquestas como la Beethovenhalle de Bonn, Filarmónica de la Radio NDR de Hanover, Sinfónicas de Lucerna, Tokio y Leipzig, Orquestas de Cámara de Stuttgart, Lausana, Praga y Zúrich, Orquesta Nacional Belga, Estatal de Rusia y Filarmónica de República Checa.
Desde el año 2000 es artista exclusiva del sello Oehms Classics, para el que ha grabado tres álbumes con obras de Bloch, Prokofiev (música de cámara), Shostakovich y Chaikovski (conciertos a solo). Sus grabaciones de música de cámara de Bloch fueron elegidas “Álbum del Mes” por la revista The Strad.
Además de sus actuaciones por todo el mundo, ha sido profesora de violín en la Musikhochschule de Friburgo. También imparte clases magistrales en Alemania, Italia (Academia Gustav Mahler), Francia, Croacia, Portugal e Israel (cursos de verano Keshet Eilon). Desde 2009 es profesora de la Universidad de las Artes de Berlín.
Según las notas al programa de Luís Suñén “decía Igor Stravinski —y el tópico ha de aparecer aquí necesariamente para tratar de anularlo— que Antonio Vivaldi había escrito cientos de veces el mismo concierto. Las palabras de Stravinski se pronunciaron en un momento en el que la recuperación y la revalorización de la obra del compositor veneciano estaban todavía lejanas. Y el caso es que, si vamos más allá de Las cuatro estaciones e indagamos en otras obras de Vivaldi, comprobaremos que en su evidente parecido —aspectos de época aplicables a otros contemporáneos del cura pelirrojo— las diferencias son tan apasionantes como el proceso de ir encontrándolas. Es como sucede cuando escuchamos las óperas y los oratorios de Haendel y comprobamos cómo de su aparente uniformidad surgen variaciones que son más que eso porque tienen que ver no sólo con la sucesión de las notas sino con las diferencias, los detalles, los guiños que cada tema va aportando al conjunto de la obra. En Vivaldi sucede lo mismo tanto en su producción concertística, de cámara o vocal, oratorios y óperas. El concierto de hoy se nos presenta directamente como un homenaje a Antonio Vivaldi y su música o, lo que es lo mismo, un homenaje a nosotros mismos que puede tener el valor añadido de plantearnos a lo largo de su escucha el ir averiguando, comprobando, esa variedad admirable de lo que siendo distinto suena parecido o —una vez llegados a ese punto de diferenciación— viceversa.
La mayoría de las obras que se van a escuchar incluyen instrumentos de viento como solistas, lo mismo en las sonatas en trío que en los concerti. Eso da al concierto un plus de originalidad al prescindir de los más habituales conciertos para violín. En cualquier caso estamos hablando de ese estilo italiano que llenó una época y que llegó desde Venecia —donde nace Vivaldi— hasta Viena —donde muere— partiendo de una base que recorre una Europa mucho más permeable de lo que fronteras y distancias podrían hacernos pensar respecto a la época en que se produce. No olvidemos tampoco que Johann Sebastian Bach será no ya permeable a la influencia vivaldiana sino un profundo admirador de su música. De ahí, las adaptaciones del Cantor de Santo Tomás de alguno de los conciertos vivaldianos a los que otorga su huella pero sin dejar de mantenerlos en el punto del que nacen.
Vamos a comprobar también en este concierto la ductilidad de la orquestación — no es el término exacto pero permite entendernos— vivaldiana, lo mismo cuando el término cuerdas se refiere a un conjunto relativamente numeroso que cuando aquella se reduce a un bajo continuo que es a la vez lecho y contrapunto. Una fiesta de la música, pues, que abrirá para muchos oyentes un panorama que va más allá, mucho más allá que esas inmortales cuatro estaciones que han marcado la vida de todo aficionado.”
Concierto en Escalante
Asímismo, continua la gira de conciertos de la Fundación Albéniz por Cantabria en el singular escenario en el que se convierte la ermita de San Román, en Escalante, donde se podrá ver a Xiaoti Guo (viola) tocar en compañía del pianista acompañante Pablo Márquez en una velada en la que también se contará con la presencia de Albert Cano, semifinalista en el Concurso de Piano de Santander Paloma O’Shea. En la cita musical, de acceso libre que comenzará a las 20 :00 h, se podrá disfrutar de un repertorio con piezas de Schubert y Brahms, entre otros grandes compositores.
La programación se puede consultar y/o descargar en la página web del festival: www.encuentrodesantander.es.
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