viernes, 31 de octubre de 2014

Tribuna Libre: Lidia, emprende la retirada.


Una ciudad desangrada por la crisis sistémica, que azota, como siempre, a los más débiles, una ciudad con 5.653 parados, -a los que se suman cientos de personas que asisten a cursos de formación- con índices más que preocupantes de urgencia social, una ciudad donde la alcaldesa no fue elegida por los ciudadanos, ni siquiera iba la segunda en su lista, una ciudad donde esa misma alcaldesa no es respaldada por sus compañeros de partido para encabezar las listas del PSOE en las próximas municipales, una ciudad históricamente luchadora, reivindicativa, solidaria, una ciudad donde estamos hartas y hartos de las maniobras de la patronal, de los caciques (los grandes y los de barrio, los del billete y los de la fábrica, los del sindicato que vende a sus compañeros y los que se reclaman más colorados que la cara que debiera ponérseles cuando mentan la palabra socialismo), una ciudad que ya no aguanta más promesas históricamente incumplidas, más ensayos de egocentrismo con su futuro… es una ciudad que no merece los gobernantes que tiene ni su cerrazón ante las demandas de sus vecinas y vecinos.
Meses de charlas, asambleas, propuestas alternativas, miles de firmas, decenas de comunicados y reuniones con agentes sociales, concentraciones, caceroladas, cadenas humanas multitudinarias, mesas informativas por los barrios, debates en redes sociales, tribunas de opinión etc. avalan la trayectoria cívica, popular, unitaria, integradora, sana, de la Asamblea Contra el Centro de Emprendedores. Cívica, popular, unitaria e integradora porque en su seno se dan cabida múltiples expresiones de lo que son los movimientos sociales y políticos de nuestra ciudad, así como decenas de vecinos de los distintos barrios, sobre todo de La Inmobiliaria (muchos de ellos encabezaron la lucha por el “Plan Urban” y ahora denuncian la perversión de sus demandas). Sana porque si algo ha demostrado la historia es que las personas cuando toman conciencia de sus problemas y éstos se les revelan los mismos que los de sus vecinos, no hay nada que los pare, la articulación de soluciones comunes a problemas comunes a través de la participación directa, organizada, consciente de la ciudadanía es el ejercicio de la Política con mayúsculas, es el empoderamiento de las personas para buscar soluciones, o en su caso oponerse a las que les dan desde el poder, a las situaciones que viven como conjunto, como comunidad, como un Nosotros con ganas de serlo y de mejorar su existencia en el mundo a través de él.
Después de estos meses, casos de presunta corrupción urbanística que salpican a los grandes partidos mediante, la respuesta ha sido nula, cerrazón, opacidad, chulería, prepotencia, a las demandas de la gente. Estamos ante el inicio de la consumación de una de las mayores chapuzas de la historia reciente de nuestra ciudad (y, desgraciadamente, no son pocas las que han ocurrido), porque además de chapuza es un sinsentido. Una obra megalómana, millonaria (con una diferencia del 42% entre el precio de licitación y lo adjudicado a la constructora que augura cuantiosos sobrecostes sin contar gastos de mantenimiento aún no razonados ni explicados), sin demanda (recordemos los servicios
que ofrece el centro de emprendedores de Torres con plazas vacías), sin proyecto aún (primero construimos, y después nos inventamos algo para hacer dentro), con la oposición de miles de personas en forma de firmas recogidas por los barrios de la ciudad especialmente en La Inmobiliaria, con cientos participando en los actos pero sobretodo con una alcaldesa no electa, sin respaldo de su partido y contradiciendo a lo que el PSOE opinaba hace 2 años (“los socialistas nos oponemos al centro de emprendedores por ser una obra millonaria, tampoco nos gusta que sea en la Carmencita” Pedro Aguirre, 2012) etc.
Para una persona corriente parece que nada tiene sentido, porque en realidad no lo tiene. ¿Hacen falta soluciones? Claro, ¿las soluciones vienen dadas por esta obra millonaria? En absoluto. ¿Es malo el emprendimiento? No, y hay que apoyar a quienes puedan y quieran realizarlo ¿hay condiciones en nuestra ciudad para que cientos de personas “emprendan” generando así una recuperación brillante, enorme del desempleo? Hay que tener poco pulso a la realidad social de nuestra ciudad para pensar algo así, ¿Nos intentan vender esta obra cual zanahoria atada en un palo para que sigamos creyendo que son capaces de sacarnos de donde estamos e intentar seducirnos con un facilón, chabacano, engañoso y falso discurso pro-emprendeduría que no deja de ser un: como hemos fracasado en brindar soluciones políticas, comunes, públicas a la situación, que se las arreglen ellos? Que no quepa la menor duda.
Muchos serán los estómagos agradecidos, los compañeros de intereses, los oportunistas de turno que intenten deslegitimar la labor de organización, unidad y civismo que realiza la Asamblea Contra el Centro de Emprendedores, pero cada vez engañan a menos gente. Llegados a este punto donde el poder ya no ofrece al pueblo más que palmaditas en la espalda, portazos ó mentiras, la gente será sabia para seguir demostrando de forma firme y sin fisuras (salvo de aquellos que tengan otro interés más que el común) que estamos hartos y que no se va a consentir que se juegue con el dinero de todas y todos por parte de aquellos que antes de la moción se oponían al proyecto descubriéndose hoy, de forma inequívoca como “iguales”, “casta”, “caciques”.
Por tanto no nos queda más que apelar, de nuevo, al sentido común y al diálogo con la ciudadanía organizada, pues el voto no es una carta blanca para el despotismo y la manga ancha, y pedir que la alcaldesa se sume a la moda del emprendedurismo y emprenda la retirada de este proyecto que sólo va a traer despilfarro en las arcas, hartazgo e ira entre el pueblo y nada bueno ni tangible a la ciudad y sus gentes.
Iván Martínez Fernández
Concejal y Portavoz de Asamblea Ciudadana por Torrelavega 

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