Así, ante decenas de atentas miradas, cargadas de ilusión y con ese brillo especial difícil de explicar, Sus Majestades desembarcaron en el puerto de Suances donde fueron recibidos por numeroso público que, parapetado tras los paraguas, no quisieron faltar a esta especial cita.
Desde allí se trasladaron a la zona alta del pueblo y, desde el pabellón hasta el Ayuntamiento, se fueron sucediendo las tres escenas: petición de posada de María y José, anunciación del ángel a los pastores y, por último, diálogo de los Reyes de Oriente con Pilatos.
Melchor, Gaspar y Baltasar recorrieron acompañados de su séquito, formado por cerca de 300 personas, la calle central del pueblo, hasta llegar a la Plaza Viares donde se acercaron hasta el portal de belén para entregarle el oro, el incienso y la mirra al niño Jesús y posteriormente dirigir unas palabras a los presentes desde el balcón del Ayuntamiento.
Por último, los Reyes Magos recibieron a los niños en el Hall del Ayuntamiento, escuchando todas sus peticiones y haciéndoles entrega de un pequeño obsequio, anticipo de lo que esta noche está por llegar.
Ahora tan sólo queda dejar el zapato bajo el árbol e irse pronto a dormir… esperando que mañana al despertar nuestro deseos (o al menos buena parte de ellos) se hagan realidad. Y es que, todo puede suceder en esta mágica noche…
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