Bimbo no quiere que sus transportistas tengan una relación laboral con la compañía. Tampoco quiere que CCOO les represente. Sin duda, el acuerdo que firmó con la UGT le facilita el camino. Al reducir los días laborales a cinco, acaba con las trescientas rutas que realizaba el personal que tiene en nómina en el área comercial. Si se sale con la suya, esos trescientos trabajadores abandonarán la empresa mediante un expediente de regulación de empleo y se quitará el problema de un plumazo.
La estrategia que sigue Bimbo para debilitar a CCOO en la parte comercial es igual de perversa. El Acuerdo de Interés Profesional (AIP) que acaba de firmar con UGT no es un convenio. Para que se aplique a los autónomos económicamente dependientes, los conocidos como TRADES, tienen que adherirse y estar afiliados a una organización que lo haya rubricado. La marca de pan y bollería industrial se aprovecha de las ventajas que le ofrece este modelo para debilitar, en la medida de lo posible, a un sindicato combativo del área comercial. Aunque el acuerdo asegura que es de aplicación voluntaria, la empresa amenaza a sus transportistas. Les recuerda que si quieren mantener su ruta, su canal de distribución y su nivel de ingresos, deben adherirse al mismo y afiliarse a UGT, el único sindicato que con su firma legalizó la precarización de las condiciones laborales.
Según CC.OO, "lo que hoy ocurre en Bimbo es consecuencia de lo que sucedió en el año 2011, cuando la empresa cambió mediante un ERE su red comercial y obligó a los trabajadores y trabajadoras a suscribir un contrato mercantil, utilizando la figura de los autónomos económicamente dependientes para legalizar su situación. Transformó a los vendedores con relación laboral en transportistas autónomos".
Siete años después la empresa amenazó a sus TRADES con perder su empleo si no aceptaban jornadas de diez horas y menos derechos. CCOO denunció el caso y consiguió que Bimbo echara el freno. En 2018 firmó un acuerdo que supuso un gran esfuerzo para los transportistas, porque establecía una jornada de 50 horas. Ahora la empresa vuelve a las andadas. Quiere que su jornada no tenga límites (con el riesgo que supone estar al volante tantas horas) y les atemoriza. CCOO recuerda a Bimbo que si no cede, el conflicto está servido. Firmará el acuerdo que se pactó con UGT sin una verdadera negociación si la voluntariedad es real y la jornada está en el límite del AIP de 2018.
CCOO en Bimbo solo firma acuerdos que mejoran las condiciones laborales y los salarios. Así lo ha hecho en las once fábricas donde tiene mayoría. Ostenta el 62% de la representación en producción.
La estrategia que sigue Bimbo para debilitar a CCOO en la parte comercial es igual de perversa. El Acuerdo de Interés Profesional (AIP) que acaba de firmar con UGT no es un convenio. Para que se aplique a los autónomos económicamente dependientes, los conocidos como TRADES, tienen que adherirse y estar afiliados a una organización que lo haya rubricado. La marca de pan y bollería industrial se aprovecha de las ventajas que le ofrece este modelo para debilitar, en la medida de lo posible, a un sindicato combativo del área comercial. Aunque el acuerdo asegura que es de aplicación voluntaria, la empresa amenaza a sus transportistas. Les recuerda que si quieren mantener su ruta, su canal de distribución y su nivel de ingresos, deben adherirse al mismo y afiliarse a UGT, el único sindicato que con su firma legalizó la precarización de las condiciones laborales.
Según CC.OO, "lo que hoy ocurre en Bimbo es consecuencia de lo que sucedió en el año 2011, cuando la empresa cambió mediante un ERE su red comercial y obligó a los trabajadores y trabajadoras a suscribir un contrato mercantil, utilizando la figura de los autónomos económicamente dependientes para legalizar su situación. Transformó a los vendedores con relación laboral en transportistas autónomos".
Siete años después la empresa amenazó a sus TRADES con perder su empleo si no aceptaban jornadas de diez horas y menos derechos. CCOO denunció el caso y consiguió que Bimbo echara el freno. En 2018 firmó un acuerdo que supuso un gran esfuerzo para los transportistas, porque establecía una jornada de 50 horas. Ahora la empresa vuelve a las andadas. Quiere que su jornada no tenga límites (con el riesgo que supone estar al volante tantas horas) y les atemoriza. CCOO recuerda a Bimbo que si no cede, el conflicto está servido. Firmará el acuerdo que se pactó con UGT sin una verdadera negociación si la voluntariedad es real y la jornada está en el límite del AIP de 2018.
CCOO en Bimbo solo firma acuerdos que mejoran las condiciones laborales y los salarios. Así lo ha hecho en las once fábricas donde tiene mayoría. Ostenta el 62% de la representación en producción.
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