martes, 26 de mayo de 2020

Santander: Un 62% de la población tuvo problemas de sueño durante el confinamiento por la COVID-19 pero tras la desescalada han mejorado


Un 62 por ciento de la población tuvo problemas de sueño en el confinamiento durante el estado de alarma decretado por la pandemia de COVID-19, pero un 80 por ciento ha comenzado a pasear desde que se inició la desescalada y, el 37% de los mismos considera que, a raíz de ello, la conciliación de su sueño ha mejorado notablemente, según se recoge en uno de los primeros estudios de este tipo en España realizado por el Grupo de I+D en Economía de la Salud de la Universidad de Cantabria e IDIVAL (Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla).
'Trastornos del sueño como consecuencia de la pandemia y el confinamiento debido a la COVID-19' es el título del estudio realizado entre más de 1.400 encuestados, de los que el 65 por ciento son residentes en Cantabria, un 55% personas en activo o trabajadores, de los que la mayor proporción (25,30%) corresponden a técnicos, profesionales y trabajadores del sector de la salud, del sociosanitario y de la enseñanza.
El 42% de los encuestados considera que la calidad de su sueño es "pobre o muy pobre", un 43% lo considera "normal" y solo un 14% lo califica como "bueno o muy bueno". Un resultado realmente de interés es que los porcentajes de aquellos que consideran la calidad del sueño como "pobre o muy pobre" son incluso peores en el caso de personas con desempleo (45%), las que han perdido el trabajo a causa de la pandemia (48%) y las que han tenido a su cargo el cuidado de ascendientes o descendientes durante la pandemia (54%).
Por otro lado, un análisis más detallado del conjunto de trabajadores dedicados a los servicios de salud y al cuidado de personas muestra que los resultados son más preocupantes para este colectivo. Así, el 50% considera que la calidad de su sueño es "pobre o muy pobre", lo que supone 8 puntos más que el colectivo general.
Según el Observatorio Global del Sueño, antes de la pandemia, el insomnio afectaba en España a un 20-30% de la población, pero los resultados a partir de la macroencuesta realizada "demuestran claramente que dicha situación de empeoramiento de la calidad del descanso ha aumentado. Además, al no abandonarse aún el Estado de alerta ello hace difícil conciliar el sueño pues se vincula de forma bidireccional con la ansiedad y la depresión, además de lógicamente la propia situación de incertidumbre ante la inminente recesión económica y crisis social", según se recoge en el estudio del Grupo de I+D en Economía de la Salud.
Ordenados de mayor a menor frecuencia, los principales problemas manifestados por los encuestados son: sentirse exhausto y agotado por la mañana, levantarse en medio de la noche, despertarse demasiado temprano y no volver a poderse dormir. En concreto, los encuestados manifiestan que, en promedio, no duermen bien 3 noches a la semana y que 3 de cada 7 días sienten sueño durante el día.
Al ser preguntados por los factores causantes de sus problemas de sueño, los encuestados consideran que los cinco aspectos que más les afectan son: los pensamientos múltiples, el estado anímico, la incertidumbre por el futuro a causa de la infodemia (exceso de noticias falsas y desinformación), la vida profesional y el estrés en el trabajo. Estos mismos factores, aunque en diferente orden, son los 5 más importantes para el colectivo de profesionales sanitarios.
Un 23% necesitaron medicación para dormir
Asimismo, un 23% de los encuestados manifiesta haber tomado medicación para dormir durante la pandemia, de los que un 6% fue a diario. Adicionalmente, un 16% del total de encuestados afirma haber tomado productos de herboristería para dormir durante la pandemia.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), España es uno de los países de Europa que mayor consumo de ansiolíticos, sedantes e hipnóticos y antidepresivos presenta.
Asimismo, otro aspecto a destacar es que durante el confinamiento refieren haber tenido importantes problemas de convivencia un 20% de los encuestados, los cuales se agravan a medida que aumenta dicho periodo de restricción de la movilidad.
Menores niveles de bienestar
En términos de bienestar, el 53,7% de los encuestados considera que su situación ha empeorado respecto a la percibida antes del confinamiento. Este porcentaje se eleva al 68,63% cuando nos centramos en los trabajadores de la salud y los cuidados. Además, en cuanto al cambio de estilos de vida debido a la situación de incertidumbre, un 9,14% de los individuos dice fumar más de lo que ya lo hacían habitualmente previo a la pandemia (8,82% en el caso particular de los sanitarios).
Datos similares se observan en términos del consumo de alcohol, afirmando un 11% de los encuestados que consumen más bebidas alcohólicas durante el confinamiento que previo al mismo (5,8% en caso de los sanitarios). Mientras tanto, el 41,2% de la muestra declara practicar menos ejercicio físico de lo acostumbrado (48,04% de los sanitarios). Es relevante mencionar también que el 27,6% de las personas encuestadas dice haber empeorado sus hábitos nutricionales (este porcentaje se eleva hasta el 40,2% en el caso de los sanitarios).
Más información sobre el estudio, firmado por los profesores David Cantarero, Marta Pascual, Carla Blázquez, Francisco José Diego, José Antonio Fernández, Paloma Lanza, Patricia Moreno, Flora Pérez y Lidia Sánchez, en las páginas web del Grupo de I+D en Economía de la Salud de la Universidad de Cantabrias y el Idival.

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