domingo, 3 de mayo de 2020

Santander: La osezna Saba, recuperada en Cantabria, retoma con normalidad su actividad en Picos de Europa


La osezna Saba, la cría de oso cantábrico reintroducida el pasado mes de noviembre en el Parque Nacional de los Picos de Europa tras recuperarse durante tres meses en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Villaescusa (Cantabria) de su estado de desnutrición, deshidratación y alteraciones neurológicas graves, se está aclimatando a su nuevo entorno con normalidad tras iniciar sus primeros movimientos por los montes asturleoneses después de pasar seis meses en su refugio invernal.
Procedente de la población occidental de osos de la cordillera Cantábrica, donde fue rescatada con pocas semanas de vida, la osezna presenta un buen estado de salud y sus parámetros se corresponden con los de un ejemplar de 16 meses de edad, tal y como han observado los agentes en el último mes los agentes medioambientales y celadores de Asturias y Castilla y León, así como el personal del Parque Nacional de los Picos de Europa.
Tras su reintroducción el pasado mes de noviembre en su hábitat natural y pasar sus primeras semanas en los Picos de Europea adaptándose a su nuevo entorno, la osezna logró encontrar una pequeña cueva, situada a 1.000 metros de altitud, para pasar los meses de invierno, pero no en un letargo continuo al observar los agentes naturales que en ese periodo fue recorriendo el entorno cada cierto tiempo.
Según los informes de los agentes, esos desplazamientos sólo eran para alimentarse en un radio de unos pocos metros de la cueva, realizando salidas continuas al exterior durante un invierno con pocas nieves, lo que ha permitió al plantígrado realizar una hibernación muy corta.
Saba abandonó su refugio invernal para mediados del mes pasado y en estos momentos se dedica a recorrer la zona de su entorno con movimientos cada vez más amplios, de tal manera que comienza su periplo por los montes asturleoneses, enriqueciendo y formando parte ya de la población oriental de osos de la cordillera Cantábrica, la cual se caracteriza por la escasez de hembras, según los últimos estudios.
El ejemplar de osezna cuenta con un sistema de seguimiento incorporado que permite a los agentes obtener datos para analizar el estado del animal en cada momento con un trabajo de monitorización que realiza un equipo humano muy especializado.
De esta manera, el seguimiento a distancia se realizando mediante la captura de la señal de dos pequeños dispositivos que Saba tiene adosados en la espalda con dos sistemas de transmisión: una seña en VHF, que sería captado por un receptor de ano portátil con antena, disponible por los equipos del personal de campo. La señal emite en una frecuencia determinada que, al ser captada mediante una triangulación, permite acotar la zona donde se encuentra en cada momento.
La otra señal, por otra parte, emite una señal GPS-GSM de telefonía móvil a una web, para lo cual es necesario que el animal se encuentre en una zona con cobertura, lo que permite su localización casi exacta sobre el terreno.
Labor de seguimiento
La labor de seguimiento es realizada por cinco equipos de entre tres y cinco personas cada uno, entre agentes medioambientales y celadores de Asturias, Castilla y León, así como personal del Parque Nacional de los Picos de Europa.
Cada equipo dispone de receptor con antena portátil que vuelca los datos a una base de datos creada al efecto, en la que, además, se recogen los datos enviados directamente mediante SMS por el sistema GPS que tiene incorporado el animal, cuando obtiene la cobertura adecuada.
Dado el carácter abrupto de la zona, durante estos meses no siempre se ha obtenido cobertura desde su posición de forma continua, y sólo desde hace un par de semanas ha iniciado su periplo por los montes asturleoneses, comenzando a transmitir los datos que tenía acumulados, así como los diarios.
Rescatada el año pasado
La Guardería de Medio Natural del Principado de Asturias, en colaboración con técnicos especializados, recogió a la cría en las inmediaciones del cercado osero de Proaza (Asturias), a finales de mayo de 2019. Padecía desnutrición, deshidratación y alteraciones neurológicas y fue enviada a un centro veterinario para estabilizarla.
Tras experimentar una leve mejoría, se acordó su traslado al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre dependiente de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente situado en Villaescusa, unas instalaciones específicas para el tratamiento de esta especie. Durante los tres meses que permaneció allí, estuvo bajo control permanente y especializado, aunque sin contacto visual con sus cuidadores, y alcanzó un desarrollo óptimo, hasta llegar a los 23 kilogramos el pasado mes de septiembre.
En ese momento, fue trasladada al recinto de Valsemana, en la Junta de Castillla y Léon, un espacio en semilibertad, aislado y con un adecuado enriquecimiento ambiental, como paso previo a su reintroducción en el medio natural a comienzos de noviembre.
Las administraciones de Asturias, Cantabria, Castilla y León y el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico han mantenido una intensa y constante colaboración en todo el proceso, lo que ha ayudado a actualizar los protocolos de rehabilitación, sedación, radiomarcaje, traslado y liberación de crías de oso pardo, algo de gran utilidad ante otros casos similares.

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