Con motivo del Día Internacional de las Personas Sordociegas, desde USO quieren hacer una labor de visibilidad de este colectivo. Si personas con otro tipo de discapacidades pasan muchas veces inadvertidas, las personas sordociegas lo pasan aún más, debido a que mucha gente no conoce este tipo de diversidad funcional.
Reconocer a una persona sordociega por la calle es fácil: su bastón identificativo es similar al bastón de las personas ciegas. Pero con una diferencia: unas franjas rojas y blancas para distinguirse de las personas ciegas. Si vemos que se enfrentan a una situación de peligro, debemos acercarnos a esas personas, darles un toque suave en el hombro o brazo, y que se agarren a nuestro brazo para guiarlas.
En el ámbito laboral, estas personas lo tienen muy complicado: son muy pocos los puestos adaptados para esta doble diversidad funcional. Mientras que una persona sorda puede trabajar en bastantes puestos, siempre que estén adaptados con señales luminosas, o una persona ciega lo puede hacer siempre que tenga señales acústicas, la adaptación de puestos de trabajo para personas sordociegas, que debería ser por vibraciones para avisos, o aplicaciones especiales que están desarrolladas, apenas llega. Así, estas personas se ven abocadas a ser pensionistas toda su vida.
Aparejada a su disfunción, las personas sordociegas sufren depresión crónica ante la imposibilidad de integrarse.
Muchas veces se dice fríamente que tienen suerte por no trabajar y cobrar una pensión o hay gente que no entiende por qué tienen derecho a ella si no han cotizado. Por desgracia, ser pensionista por una discapacidad es de las peores cosas que le puede pasar a una persona, y, desde luego, no es algo de lo que se sientan orgullosas.
Muchas personas sordociegas viven en constante depresión porque no pueden devolver a la sociedad lo que la sociedad les está dando y ven con resignación cómo su única forma de malvivir es con una pensión del Estado, porque no se les adaptan los puestos de trabajo. Pero también, este tipo de personas se enfrentan a una pobreza toda su vida porque la cuantía de la pensión no les da para poder vivir de forma autónoma, teniendo que vivir toda su vida en casa de familiares o residencias especiales.
El día 14 de junio, día de las lenguas de signos, hablábamos de la importancia de la persona intérprete
como nexo comunicativo de las personas sordas. Pues bien, hay una especialidad de las personas intérpretes que es para personas sordociegas. La comunicación con las personas sordociegas se hace estando intérprete y persona sordociega una en frente de la otra, con las manos agarradas y signando. O bien deletreando palabras en la palma de la mano de la otra persona, con lo que se denomina alfabeto manual o dactilológico.
El confinamiento, aún más duro para las personas sordociegas
Como podréis imaginar, estos meses, con el confinamiento, si las personas sordas lo han tenido complicado, las personas sordociegas, aún más, ya que no podían establecer ese contacto mano con mano tan necesario. Las personas sordociegas son las grandes olvidadas para administraciones, apenas se dota de intérpretes especiales para este tipo de diversidad funcional y son muchas las barreras a las que se enfrentan, la mayoría por dejadez de las administraciones o desconocimiento.
Adaptar los puestos de trabajo y la movilidad urbana, la gran deuda con estas personas
Por eso, desde USO, este 27 de junio solicitan a las administraciones que tengan en cuenta este tipo de diversidad funcional y que doten a sus servicios de intérpretes con intérpretes para personas sordociegas, así como adaptación de las ciudades para este tipo de personas son señales rugosas en aceras, eliminación de barreras arquitectónicas….. A las empresas, que dentro del cupo de discapacidad que tienen que cumplir, que piensen en este tipo de diversidad funcional y adapten puestos para que estas personas se sientan realizadas y no se vean abocadas a una eterna pensión que no les permite tener una independencia económica o familiar.
Y por último, al conjunto de la sociedad, a respetar a este tipo de personas e intentar hacerles la vida más fácil. Podemos comunicarnos con las personas sordociegas gracias a diversas aplicaciones que se han desarrollado, además, es muy importante que cuando establezcamos contacto con una persona sordociega, lo primero que digamos sea hola, nuestro nombre y nos despidamos al terminar, así como les preguntemos de qué forma quieren que nos dirijamos a ellas.
Pero, al igual que con otras discapacidades, actuemos con normalidad. Las personas sordociegas no son pobres, no dan pena, no son diferentes, no nos tienen que dar lástima… Son personas como todos nosotros y nosotras y, por eso, tenemos que dirigirnos a ellas como una persona más. Debemos adaptar nuestra manera de relacionarnos con ellas, pero con naturalidad. Solo esa naturalidad hará que se sientan cómodas en la sociedad y entre todos y todas, haremos que sea una sociedad más rica, justa e igualitaria.
Reconocer a una persona sordociega por la calle es fácil: su bastón identificativo es similar al bastón de las personas ciegas. Pero con una diferencia: unas franjas rojas y blancas para distinguirse de las personas ciegas. Si vemos que se enfrentan a una situación de peligro, debemos acercarnos a esas personas, darles un toque suave en el hombro o brazo, y que se agarren a nuestro brazo para guiarlas.
En el ámbito laboral, estas personas lo tienen muy complicado: son muy pocos los puestos adaptados para esta doble diversidad funcional. Mientras que una persona sorda puede trabajar en bastantes puestos, siempre que estén adaptados con señales luminosas, o una persona ciega lo puede hacer siempre que tenga señales acústicas, la adaptación de puestos de trabajo para personas sordociegas, que debería ser por vibraciones para avisos, o aplicaciones especiales que están desarrolladas, apenas llega. Así, estas personas se ven abocadas a ser pensionistas toda su vida.
Aparejada a su disfunción, las personas sordociegas sufren depresión crónica ante la imposibilidad de integrarse.
Muchas veces se dice fríamente que tienen suerte por no trabajar y cobrar una pensión o hay gente que no entiende por qué tienen derecho a ella si no han cotizado. Por desgracia, ser pensionista por una discapacidad es de las peores cosas que le puede pasar a una persona, y, desde luego, no es algo de lo que se sientan orgullosas.
Muchas personas sordociegas viven en constante depresión porque no pueden devolver a la sociedad lo que la sociedad les está dando y ven con resignación cómo su única forma de malvivir es con una pensión del Estado, porque no se les adaptan los puestos de trabajo. Pero también, este tipo de personas se enfrentan a una pobreza toda su vida porque la cuantía de la pensión no les da para poder vivir de forma autónoma, teniendo que vivir toda su vida en casa de familiares o residencias especiales.
El día 14 de junio, día de las lenguas de signos, hablábamos de la importancia de la persona intérprete
como nexo comunicativo de las personas sordas. Pues bien, hay una especialidad de las personas intérpretes que es para personas sordociegas. La comunicación con las personas sordociegas se hace estando intérprete y persona sordociega una en frente de la otra, con las manos agarradas y signando. O bien deletreando palabras en la palma de la mano de la otra persona, con lo que se denomina alfabeto manual o dactilológico.
El confinamiento, aún más duro para las personas sordociegas
Como podréis imaginar, estos meses, con el confinamiento, si las personas sordas lo han tenido complicado, las personas sordociegas, aún más, ya que no podían establecer ese contacto mano con mano tan necesario. Las personas sordociegas son las grandes olvidadas para administraciones, apenas se dota de intérpretes especiales para este tipo de diversidad funcional y son muchas las barreras a las que se enfrentan, la mayoría por dejadez de las administraciones o desconocimiento.
Adaptar los puestos de trabajo y la movilidad urbana, la gran deuda con estas personas
Por eso, desde USO, este 27 de junio solicitan a las administraciones que tengan en cuenta este tipo de diversidad funcional y que doten a sus servicios de intérpretes con intérpretes para personas sordociegas, así como adaptación de las ciudades para este tipo de personas son señales rugosas en aceras, eliminación de barreras arquitectónicas….. A las empresas, que dentro del cupo de discapacidad que tienen que cumplir, que piensen en este tipo de diversidad funcional y adapten puestos para que estas personas se sientan realizadas y no se vean abocadas a una eterna pensión que no les permite tener una independencia económica o familiar.
Y por último, al conjunto de la sociedad, a respetar a este tipo de personas e intentar hacerles la vida más fácil. Podemos comunicarnos con las personas sordociegas gracias a diversas aplicaciones que se han desarrollado, además, es muy importante que cuando establezcamos contacto con una persona sordociega, lo primero que digamos sea hola, nuestro nombre y nos despidamos al terminar, así como les preguntemos de qué forma quieren que nos dirijamos a ellas.
Pero, al igual que con otras discapacidades, actuemos con normalidad. Las personas sordociegas no son pobres, no dan pena, no son diferentes, no nos tienen que dar lástima… Son personas como todos nosotros y nosotras y, por eso, tenemos que dirigirnos a ellas como una persona más. Debemos adaptar nuestra manera de relacionarnos con ellas, pero con naturalidad. Solo esa naturalidad hará que se sientan cómodas en la sociedad y entre todos y todas, haremos que sea una sociedad más rica, justa e igualitaria.
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