El objetivo es preservar un legado singular que ha sido testigo de los primeros pasos de la revolución industrial en la región y que ahora será protegido y conservado como herencia cultural y científica de su época.
El antiguo edificio acogió una de las numerosas fábricas de azúcar de remolacha que existieron en Cantabria. El recinto fue después una industria lechera y posteriormente lo compró Sniace para almacenes a mediados del siglo pasado. En 1982 el Ayuntamiento de Torrelavega adquirió el complejo y habilitó el pabellón principal como Feria de Muestras, hoy desaparecida.
Con la designación de este espacio como BIC se atiende a una petición cursada por el Consistorio torrelaveguense y no se podrá hacer nada en él sin el consentimiento de la Dirección General de Patrimonio.
Ahora el ayuntamiento podrá optar a las ayudas del 1,5% cultural del Ministerio de Fomento para la ansiada rehabilitación del edificio, que tanto la Consejería como el Ayuntamiento quieren convertir en un gran centro cultural de ámbito regional.
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