Con motivo del lanzamiento de la campaña "Stop Tortura" el nuevo grupo de acción de Amnistía Internacional, instaló hace uno días una mesa informativa sobre este tema en la calle Consolación, delante de la Fuente de Cuatro Caños de 16 a 18 horas.
Se recogieron firmas sobre dos casos de tortura documentada por Amnistía Internacional: el de un ciudadano marroquí Ali Aarrass, para pedir al ministro de justicia de Marruecos que ordene una investigación sobre las denuncias de torturas y que su caso sea revisado en un proceso judicial con las debidas garantías, y el de una mexicana, Claudia medina, detenida y torturada por infantes de Marina en Veracruz, para enviarlas al Fiscal general de México.
La campaña “Stop Tortura” se centró en recordar que el derecho a no sufrir tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes es un derecho humano inalienable. Y que dicho derecho se infringe de manera sistemática a pesar de que existan normas internacionales que condenan la tortura.
30 años después de la prohibición mundial de la tortura, los gobiernos siguen aplicando esta práctica bárbara e inhumana para extraer información, para silenciar a la disidencia o como forma cruel de castigo.
Hace 30 años, Amnistía Internacional abrió la brecha haciendo campaña contra la tortura exigiendo que esta fuera prohibida. Como muchos Estados siguen ejerciéndola, queremos volver a recordar que la tortura sigue existiendo y que hay que continuar exigiendo su total erradicación.
En virtud del derecho internacional, los Estados deben respetar, proteger y hacer efectivo el derecho de toda persona a no sufrir tortura, y para que los Estados puedan cumplir verdaderamente esta obligación, deben prohibir y penalizar de manera expresa estos actos en su propia legislación. Por ello, si se dan casos de tortura, los Estados deben investigarlos, hacer rendir cuentas a los responsables y proporcionar indemnizaciones y rehabilitación a las víctimas.
Por ello, la campaña se centró en conseguir que los gobiernos cumplieran sus promesas, que respetaran el derecho internacional y que implantaran medidas efectivas para proteger a las personas de la tortura.
La gente respondió muy positivamente y se recogieron cerca de 200 firmas.
Se recogieron firmas sobre dos casos de tortura documentada por Amnistía Internacional: el de un ciudadano marroquí Ali Aarrass, para pedir al ministro de justicia de Marruecos que ordene una investigación sobre las denuncias de torturas y que su caso sea revisado en un proceso judicial con las debidas garantías, y el de una mexicana, Claudia medina, detenida y torturada por infantes de Marina en Veracruz, para enviarlas al Fiscal general de México.
La campaña “Stop Tortura” se centró en recordar que el derecho a no sufrir tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes es un derecho humano inalienable. Y que dicho derecho se infringe de manera sistemática a pesar de que existan normas internacionales que condenan la tortura.
30 años después de la prohibición mundial de la tortura, los gobiernos siguen aplicando esta práctica bárbara e inhumana para extraer información, para silenciar a la disidencia o como forma cruel de castigo.
Hace 30 años, Amnistía Internacional abrió la brecha haciendo campaña contra la tortura exigiendo que esta fuera prohibida. Como muchos Estados siguen ejerciéndola, queremos volver a recordar que la tortura sigue existiendo y que hay que continuar exigiendo su total erradicación.
En virtud del derecho internacional, los Estados deben respetar, proteger y hacer efectivo el derecho de toda persona a no sufrir tortura, y para que los Estados puedan cumplir verdaderamente esta obligación, deben prohibir y penalizar de manera expresa estos actos en su propia legislación. Por ello, si se dan casos de tortura, los Estados deben investigarlos, hacer rendir cuentas a los responsables y proporcionar indemnizaciones y rehabilitación a las víctimas.
Por ello, la campaña se centró en conseguir que los gobiernos cumplieran sus promesas, que respetaran el derecho internacional y que implantaran medidas efectivas para proteger a las personas de la tortura.
La gente respondió muy positivamente y se recogieron cerca de 200 firmas.
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