viernes, 8 de noviembre de 2013

Tribuna Libre: Reunión del PSOE y PRC en Santander sobre la política en Torrelavega

La moción de censura en Torrelavega comienza a embarrancar por dos razones esenciales para el futuro del PRC en Torrelavega: por un lado, la más importante, aunque la ley lo permita, es éticamente impresentable que se pueda votar a una candidata que no fue cartel de las elecciones en 2011 y, por otro, no menos significativo para un partido de ámbito territorial, se basa en que ha comenzado a negociar la moción de censura con una reunión celebrada en ¡Santander!. El disparate está servido y la moción de censura -legítima cuando no hay tránsfugas por medio- comienza a perder estrepitósamente en la calle. 
Un aspecto a tener en cuenta es que siempre las mociones de censura tienen que ser constructivas. La de Torrelavega -siendo, insistimos legítima y necesaria en orden a propiciar un gobierno de mayoría estable- tiene aspectos que no son constructivos ya que con la elección de Lidia Ruiz Salmón el  PSOE desde Santander trata de ajustar cuentas, de manera definitiva, con la incomodidad que representa Blanca Rosa Gómez Morante. En este objetivo se unen -según se comenta entre la ciudadanía- dos intereses contra la ex-alcaldesa: la secretaria general del PSOE, Rosa Eva Díaz Tezanos y el secretario local del PRC de Torrelavega y exalcalde, Francisco J. López Marcano, cuyas fobias (entre ambos) son bien conocidas.   
A estas alturas de la película, todo indica que Santander -es decir, Rosa Eva Díaz Tezanos, José Guerrero, etcétera- han optado por meter la cuña sin importarles los intereses en juego en la segunda ciudad de Cantabria en la que la crisis es mucho más aguda que en el resto de la comunidad cántabra con una cifra de parados más próxima a Andalucía que a la media regional y -también- con más del cincuenta por ciento de esos parados sin ingreso alguno. 
Todo indica que desde los centros de poder de los partidos se considera a los ciudadanos de Torrelavega más como súbditos que como protagonistas de unos derechos políticos que les hacen ciudadanos. Además, esta especie de "desprecio" a las personas se realiza por un sistema de partidos que hoy están denostrados -siendo necesarios para una democracia - por la mayoría de la sociedad. Sin embargo, en este contexto y con los hechos relatados, parece que han optado por una moción de censura que tiene todas las de perder en la calle, entre la ciudadanía. Más o menos podría afirmarse que utilizan Torrelavega -y su desgobierno- para hacer un ajuste de cuentas en sus filas antes de optar y aportar una solución razonable a la gobernabilidad de Torrelavega.
La censura en Torrelavega desde la óptica parlamentaria está justificada. El alcalde ha tenido dos años y medio para llevar a cabo pactos de gobernabilidad y no lo ha conseguido; además, en plena crisis de la ciudad parece haber optado por defender sus intereses personales (los políticos, claro) que los de la ciudad o, sea, prefiere la sumisión a la defensa de los intereses generales. Además, no parece estar tentado lo más mínimo a ejercer un acto ético de dimisión al aceptar -como vemos y leemos- que le impongan las tasas -es decir, el presupuesto de ingresos- que el Ayuntamiento repruebe al Delegado del Gobierno o al presidente de la Comunidad, como ocurre en cada pleno mensual. Estar en el poder por simple complacencia, haciendo lo que otros te marcan, no deja de ser un comportamiento sin ética ni estética. Pero esto no es la cuestión ahora mismo. 
Lo grave en las actuales circustancias es que el gobierno que salga de una moción de censura lo hace ya dividido porque a la opción razonable y de sentido común de Blanca Rosa Gómez Morante se antepone la de Lidia Ruiz Salmón, que hasta ahora desconocemos que ha hecho de concejal desde 1999. O, mejor dicho, cuales son sus atributos para optar a un puesto de alta responsabilidad.Ningún torrelaveguense -fruto de unas listas cerradas y malvadas- es conciente de que fue parte de las listas de 2011.
Ahora mismo, Torrelavega asiste incrédula a una situación que debiera aconsejar a los concejales del PRC  -por la sinrazón de los hechos acontecidos- que paralice esta moción que en los gestos y en los hechos que vamos conociendo parece que está diseñada por un estratega infiltrado que por las responsabilidad de sus protagonistas.  Apoyar una moción de censura con una candidata débil, sin contrastar y, sobre todo, de un partido dividido, representa para el PRC cruzar una raya que los ciudadanos en las urnas les pueden destruir. Al menos, debieran comenzar a pensar en la duda y estar en la calle y preguntar a los ciudadanos. ¿Saben lo que opinan?. Que los que están se mantienen para defender sus prebendas y los que quieren entrar lo hacen pensando en los sueldos y en los puestos de confianza, además de sus posicionamientos cara a las elecciones de 2015. 
La situación es envenenada. Con apenas veinte meses por delante, con presupuestos limitados y una crisis que seguirá azotando sin piedad a la ciudad durante unos años más, la conclusión es definitiva: el PRC puede cargarse todas sus expectativas electorales si ahora da un paso en falso. No lo es -insistimos-  la moción de censura que es legítima en un sistema parlamentario municipalista;  pero si lo puede ser haber iniciado la cuenta atrás (más o menos que comenzar la casa por el tejado), sin anteponer unos cimientos serios y entendibles por los ciudadanos.  El PRC, sin quererlo, está ante una situación entre el ser o no ser.

José Ramón Sáiz, es académico, periodista y escritor

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