Desde el comienzo de la desescalada el presidente Miguel Ángel Revilla ha insistido, sin éxito, en adelantar la llegada de las nuevas fases a Cantabria, volcado en poder recibir turismo foráneo lo antes posible. Sabiendo ya que los primeros casos de Covid-19 en nuestra comunidad estuvieron relacionados con los vuelos internacionales desde Italia, que debieron ser cancelados, y que el desarrollo posterior de la pandemia está vinculado directamente a la movilidad desde Madrid, desde Cantabria No Se Vende consideran una imprudencia aprovechar el relativo control del virus en nuestro territorio para hacer un llamamiento masivo a la llegada de turistas de fuera de nuestras fronteras.
Parta Cantabria No Se Vende sería lamentable echar por tierra el sacrificio de más de dos meses de confinamiento por no ser capaces de ver más allá del modelo de turismo masivo al que se viene condenando a Cantabria. El gobierno debería fomentar, precisamente, el turismo interior de nuestras paisanas y paisanos, apostando por conocer nuestra comunidad sin masificarla, por poner en valor nuestro rural y por consumir lo de casa, siempre primando la salud pública.
Revilla, obcecado en su concepción de Cantabria como parque temático lowcost para el visitante esporádico, pretende hacer pasar esto como único salvavidas para la economía cántabra, sin mostrar interés alguno por buscar ya no un modelo productivo de futuro, sino una alternativa posible para el corto plazo como es el fomento de nuestro patrimonio cultural y natural entre los propios cántabros y cántabras.
Parta Cantabria No Se Vende sería lamentable echar por tierra el sacrificio de más de dos meses de confinamiento por no ser capaces de ver más allá del modelo de turismo masivo al que se viene condenando a Cantabria. El gobierno debería fomentar, precisamente, el turismo interior de nuestras paisanas y paisanos, apostando por conocer nuestra comunidad sin masificarla, por poner en valor nuestro rural y por consumir lo de casa, siempre primando la salud pública.
Revilla, obcecado en su concepción de Cantabria como parque temático lowcost para el visitante esporádico, pretende hacer pasar esto como único salvavidas para la economía cántabra, sin mostrar interés alguno por buscar ya no un modelo productivo de futuro, sino una alternativa posible para el corto plazo como es el fomento de nuestro patrimonio cultural y natural entre los propios cántabros y cántabras.
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