La riqueza de cavidades y yacimientos prehistóricos de Cantabria y todo el entorno de la costa atlántica es sobradamente conocida en todo el mundo, pero existe otra enorme parte de nuestro patrimonio arqueológico que es desconocida: la que quedó sumergida tras la subida del nivel del mar que implicó la última glaciación. En torno al 30% de la superficie que habitaban los grupos paleolíticos está "ahí abajo", cuenta Pablo Arias, catedrático de la Universidad de Cantabria que lidera el innovador proyecto PaleoSuB.
Expertos del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC, centro mixto UC-Gobierno de Cantabria-Santander Universidades), del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de las universidades de Burgos y País Vasco están indagando en las profundidades del océano para localizar y estudiar restos de asentamientos paleolíticos, abriendo una nueva frontera de la ciencia que derriba nuestras actuales fronteras naturales gracias a la tecnología.
Arias y su equipo se embarcaron el pasado martes 21 de julio desde el puerto de Santander en el buque oceanográfico Ramón Margalef, embarcación "de última generación" del IEO que navegará entre Castro-Urdiales y Ribadesella hasta el 2 de agosto, sondeando tanto posibles yacimientos como el paisaje geológico submarino. "Es la primera vez que se hace una campaña así en el Cantábrico", recuerda el científico.
Afinar la búsqueda
En el Mar del Norte o el Báltico han encontrado esqueletos de mamuts e incluso un ejemplar de neandertal. En Bélgica, todos los años sacan del fondo marino 2 toneladas de restos paleolíticos. Sin embargo y pese a la "gran riqueza" de restos terrestres que hay en la región cantábrica, las características de su plataforma continental y del mar que la baña, más erosivo, son otras y no se conoce a día de hoy ningún yacimiento de esa época. "Es posible que estén esperándonos", afirma Pablo Arias con la aplastante razón de tratarse de la región costera cercana a Altamira, La Garma o El Castillo.
"Tenemos algunas perspectivas", apunta el investigador. Por un lado, un conocimiento esquemático de cómo es ese paisaje subterráneo, con las referencias de los sitios de tierra. "Vamos a dar preferencia a áreas que están cerca de concentraciones importantes de yacimientos paleolíticos: Santoña, Santillana del Mar, Llanes", explica. La geología submarina también ayuda a afinar la búsqueda entre miles de millas náuticas: zonas donde existan calizas y puedan existir cuevas y abrigos, áreas donde la morfología del terreno sea favorable a la conservación de los restos sedimentarios de aquella época… "Algunas pistas tenemos". Para intentar documentar lo que las aguas ocultan, los investigadores utilizarán distintos métodos y técnicas cartográficas y de reconstrucción de variables medioambientales avanzadas: prospección, sísmica, sondeo de Vibrocorer, exploración con vehículos no tripulados y buceadores…
Un amplio equipo interdisciplinar
Localizar sitios paleolíticos y reconstruir el paisaje en el que vivían los grupos de cazadores y recolectores del Paleolítico son las dos metas de estos doce días de campaña, durante los cuales trabajará a turnos, sin parar de obtener datos, un equipo interdisciplinar formado por arqueólogos, oceanógrafos y geólogos. En concreto, a bordo del Margalef viajan Pablo Arias, Viola Bruschi, Luis Teira, Pablo Saiz Silió y Alejandro García Moreno, todos del IIIPC, Jesús Rivera del IEO, Eneko Iriarte de la Universidad de Burgos y Peru Bilbao de la Universidad del País Vasco.
El proyecto PaleoSuB ha incluido prospecciones previas con embarcaciones más pequeñas, así como inmersiones y exploraciones con el robot submarino del Instituto de Hidráulica Ambiental de la UC (IHCantabria). Investigadores de este centro, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), las Universidades de Salamanca, La Rioja, Durham y Dublín, y los museos de Arqueología y Prehistoria de Cantabria (MUPAC) y Marítimo del Cantábrico (MMC) participan también en la iniciativa, que continuará a lo largo de todo el otoño para seguir desvelando los misterios prehistóricos submarinos de nuestra mar.
En total son 18 los investigadores implicados en PaleoSuB, proyecto enmarcado en el programa "Explora Ciencia" del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación, destinado a la apertura de nuevos horizontes científicos. Su precedente fue el proyecto P5Cant, que entre 2015 y 2017 permitió hacer las prospecciones previas en la zona comprendida entre la desembocadura del Pas y Langre, con financiación correspondiente al convenio de colaboración entre la UC y el Parlamento de Cantabria.
Expertos del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC, centro mixto UC-Gobierno de Cantabria-Santander Universidades), del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de las universidades de Burgos y País Vasco están indagando en las profundidades del océano para localizar y estudiar restos de asentamientos paleolíticos, abriendo una nueva frontera de la ciencia que derriba nuestras actuales fronteras naturales gracias a la tecnología.
Arias y su equipo se embarcaron el pasado martes 21 de julio desde el puerto de Santander en el buque oceanográfico Ramón Margalef, embarcación "de última generación" del IEO que navegará entre Castro-Urdiales y Ribadesella hasta el 2 de agosto, sondeando tanto posibles yacimientos como el paisaje geológico submarino. "Es la primera vez que se hace una campaña así en el Cantábrico", recuerda el científico.
Afinar la búsqueda
En el Mar del Norte o el Báltico han encontrado esqueletos de mamuts e incluso un ejemplar de neandertal. En Bélgica, todos los años sacan del fondo marino 2 toneladas de restos paleolíticos. Sin embargo y pese a la "gran riqueza" de restos terrestres que hay en la región cantábrica, las características de su plataforma continental y del mar que la baña, más erosivo, son otras y no se conoce a día de hoy ningún yacimiento de esa época. "Es posible que estén esperándonos", afirma Pablo Arias con la aplastante razón de tratarse de la región costera cercana a Altamira, La Garma o El Castillo.
"Tenemos algunas perspectivas", apunta el investigador. Por un lado, un conocimiento esquemático de cómo es ese paisaje subterráneo, con las referencias de los sitios de tierra. "Vamos a dar preferencia a áreas que están cerca de concentraciones importantes de yacimientos paleolíticos: Santoña, Santillana del Mar, Llanes", explica. La geología submarina también ayuda a afinar la búsqueda entre miles de millas náuticas: zonas donde existan calizas y puedan existir cuevas y abrigos, áreas donde la morfología del terreno sea favorable a la conservación de los restos sedimentarios de aquella época… "Algunas pistas tenemos". Para intentar documentar lo que las aguas ocultan, los investigadores utilizarán distintos métodos y técnicas cartográficas y de reconstrucción de variables medioambientales avanzadas: prospección, sísmica, sondeo de Vibrocorer, exploración con vehículos no tripulados y buceadores…
Un amplio equipo interdisciplinar
Localizar sitios paleolíticos y reconstruir el paisaje en el que vivían los grupos de cazadores y recolectores del Paleolítico son las dos metas de estos doce días de campaña, durante los cuales trabajará a turnos, sin parar de obtener datos, un equipo interdisciplinar formado por arqueólogos, oceanógrafos y geólogos. En concreto, a bordo del Margalef viajan Pablo Arias, Viola Bruschi, Luis Teira, Pablo Saiz Silió y Alejandro García Moreno, todos del IIIPC, Jesús Rivera del IEO, Eneko Iriarte de la Universidad de Burgos y Peru Bilbao de la Universidad del País Vasco.
El proyecto PaleoSuB ha incluido prospecciones previas con embarcaciones más pequeñas, así como inmersiones y exploraciones con el robot submarino del Instituto de Hidráulica Ambiental de la UC (IHCantabria). Investigadores de este centro, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), las Universidades de Salamanca, La Rioja, Durham y Dublín, y los museos de Arqueología y Prehistoria de Cantabria (MUPAC) y Marítimo del Cantábrico (MMC) participan también en la iniciativa, que continuará a lo largo de todo el otoño para seguir desvelando los misterios prehistóricos submarinos de nuestra mar.
En total son 18 los investigadores implicados en PaleoSuB, proyecto enmarcado en el programa "Explora Ciencia" del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación, destinado a la apertura de nuevos horizontes científicos. Su precedente fue el proyecto P5Cant, que entre 2015 y 2017 permitió hacer las prospecciones previas en la zona comprendida entre la desembocadura del Pas y Langre, con financiación correspondiente al convenio de colaboración entre la UC y el Parlamento de Cantabria.
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