El delito de trata de personas afecta a mujeres, hombres y niños, condenándolos a trabajos forzosos, a la explotación sexual y al matrimonio forzoso.
La última estimación hecha por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2017 cifra el número de personas que se encuentran o se han encontrado en esta situación en 40,3 millones. De estas, el 71% serían mujeres y niñas bajo explotación sexual, trabajo doméstico o matrimonio forzosos.
Esta forma de esclavitud moderna mantiene atrapadas a millones de personas en situaciones de matrimonio forzoso (15,4 millones) y en el trabajo forzoso (24,9 millones). De estas últimas, 16 millones son explotadas en el sector privado. Por ejemplo, en el trabajo doméstico, la industria de la construcción o la agricultura. Además, 4,8 millones son víctimas de explotación sexual y 4 millones son víctimas de trabajos forzosos impuestos por el Estado.
La trata de personas en el mundo
En todas las partes del mundo se han registrado casos de trata de personas, de esta forma de esclavitud moderna. África es el continente más castigado (7,6 de cada 1.000 personas), seguido de Asia y Pacífico (6,1 por cada 1.000) y Europa y Asia Central (3,9 por cada 1.000). Estos datos, sin embargo, no reflejan el total de la realidad de estos delitos en el mundo, dadas sus características.
En lo que respecta al trabajo forzoso, las regiones que presentan una mayor prevalencia son Asia y el Pacífico (donde por cada 1.000 personas, hay 4 víctimas); seguida de Europa y Asia Central (3,6 de cada 1.000), África (2,8 de cada 1.000), los Estados Árabes (2,2 de cada 1.000) y las Américas (1,3 de cada 1.000). El matrimonio forzoso tiene más prevalencia en África, seguida de Asia y el Pacífico.
En el caso de España, nuestro país se sitúa como uno de los principales destinos en Europa de la trata de mujeres con fines de explotación sexual. El último informe del Ministerio del Interior de 2017 cifró en 10.111 las personas en situación de riesgo en el ámbito de la prostitución, así como 12.807 personas en el ámbito laboral. Del total, 155 víctimas fueron identificadas con fines de explotación sexual; 58 víctimas de trata laboral; 3 víctimas de matrimonio forzado; 3 víctimas de trata orientada a la explotación para la mendicidad y 1 víctima de trata para la comisión de actividades delictivas. Sin embargo, las cifras no visibilizan muchas realidades de explotación laboral, como es el caso en numerosas ocasiones de los temporeros obligados a trabajar en condiciones inhumanas.
Combatir esta esclavitud moderna
Desde USO consideran que para combatir esta forma de esclavitud moderna, que puede verse acrecentada en medio de esta crisis del covid-19, es necesario trabajar en el cumplimiento de la Agenda 2030 que recoge este problema en varios ODS, como el 5 (Igualdad de género), el 8 (Trabajo digno y crecimiento económico), y el 16 (Paz, justicia e instituciones sólidas), así como partir de las prioridades absolutas establecidas por la OIT.
Por un lado, es imprescindible elevar la protección social para proteger a los más vulnerables. Ampliar los derechos laborales y cubrir a un sector creciente de trabajadores que se hallan en la economía informal, protegiéndolos de la explotación. Abordar las causas profundas de las servidumbres por deudas; así como mejorar en la identificación de las víctimas.
Por último, dado la alta presencia de mujeres y niñas en estas situaciones de esclavitud, es imprescindible abordar el problema desde una perspectiva de género y por la protección de la infancia.
La última estimación hecha por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2017 cifra el número de personas que se encuentran o se han encontrado en esta situación en 40,3 millones. De estas, el 71% serían mujeres y niñas bajo explotación sexual, trabajo doméstico o matrimonio forzosos.
Esta forma de esclavitud moderna mantiene atrapadas a millones de personas en situaciones de matrimonio forzoso (15,4 millones) y en el trabajo forzoso (24,9 millones). De estas últimas, 16 millones son explotadas en el sector privado. Por ejemplo, en el trabajo doméstico, la industria de la construcción o la agricultura. Además, 4,8 millones son víctimas de explotación sexual y 4 millones son víctimas de trabajos forzosos impuestos por el Estado.
La trata de personas en el mundo
En todas las partes del mundo se han registrado casos de trata de personas, de esta forma de esclavitud moderna. África es el continente más castigado (7,6 de cada 1.000 personas), seguido de Asia y Pacífico (6,1 por cada 1.000) y Europa y Asia Central (3,9 por cada 1.000). Estos datos, sin embargo, no reflejan el total de la realidad de estos delitos en el mundo, dadas sus características.
En lo que respecta al trabajo forzoso, las regiones que presentan una mayor prevalencia son Asia y el Pacífico (donde por cada 1.000 personas, hay 4 víctimas); seguida de Europa y Asia Central (3,6 de cada 1.000), África (2,8 de cada 1.000), los Estados Árabes (2,2 de cada 1.000) y las Américas (1,3 de cada 1.000). El matrimonio forzoso tiene más prevalencia en África, seguida de Asia y el Pacífico.
En el caso de España, nuestro país se sitúa como uno de los principales destinos en Europa de la trata de mujeres con fines de explotación sexual. El último informe del Ministerio del Interior de 2017 cifró en 10.111 las personas en situación de riesgo en el ámbito de la prostitución, así como 12.807 personas en el ámbito laboral. Del total, 155 víctimas fueron identificadas con fines de explotación sexual; 58 víctimas de trata laboral; 3 víctimas de matrimonio forzado; 3 víctimas de trata orientada a la explotación para la mendicidad y 1 víctima de trata para la comisión de actividades delictivas. Sin embargo, las cifras no visibilizan muchas realidades de explotación laboral, como es el caso en numerosas ocasiones de los temporeros obligados a trabajar en condiciones inhumanas.
Combatir esta esclavitud moderna
Desde USO consideran que para combatir esta forma de esclavitud moderna, que puede verse acrecentada en medio de esta crisis del covid-19, es necesario trabajar en el cumplimiento de la Agenda 2030 que recoge este problema en varios ODS, como el 5 (Igualdad de género), el 8 (Trabajo digno y crecimiento económico), y el 16 (Paz, justicia e instituciones sólidas), así como partir de las prioridades absolutas establecidas por la OIT.
Por un lado, es imprescindible elevar la protección social para proteger a los más vulnerables. Ampliar los derechos laborales y cubrir a un sector creciente de trabajadores que se hallan en la economía informal, protegiéndolos de la explotación. Abordar las causas profundas de las servidumbres por deudas; así como mejorar en la identificación de las víctimas.
Por último, dado la alta presencia de mujeres y niñas en estas situaciones de esclavitud, es imprescindible abordar el problema desde una perspectiva de género y por la protección de la infancia.
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