Izquierda Unida considera “un despropósito” que el presidente del Puerto, Jaime González, el presidente del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y el alcalde de Bareyo, José de la Hoz, sigan adelante con la obra de Okuda sobre el faro de Ajo “por mucho que rebajen sus anuncios”.
En un comunicado, la coordinadora autonómica de IU, Leticia Martínez, recuerda que “da igual si la obra dura un año, ocho como ahora matizan o más años, la protección integral del faro en la norma urbanística lo prohíbe y no pueden saltársela a placer”.
Desde la izquierda cántabra insisten en que tanto las normas subsidiarias de Bareyo, como el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) impiden que una obra de estas características se lleve a cabo en elementos catalogados como es el faro, sea el artista que sea.
El artículo 86.2 de las normas subsidiarias es muy claro: En todos los parámetros visibles desde la vía pública y en las cubiertas no podrán efectuarse reformas. Solamente podrán realizarse obras de conservación de las mismas, siempre que mantengan los elementos y materiales existentes.
“El único grado de intervención posible en el faro es de mantenimiento y esperemos que no tomen a la gente por imbécil si quieren hacerla creer que la obra anunciada entra en esa categoría”, apostillaba Martínez.
Por su parte, el grado de protección que se recoge en el PGOU es “integral” y especifica que “en los materiales de acabado de fachadas, […] protegidos o que tengan interés, aparte de las obras de conservación, sólo se permite su reposición”, siendo ésta definida como la “sustitución de partes o elementos de un edificio por otros que tengan características similares a los originales”, cuestión que, “cualquiera puede deducir que no se respeta pues la intervención artística propuesta está a años luz de la concepción original del edificio”.
Además, Martínez incide en que son muchos los puntos que se incumplirían del PGOU con respecto a la protección integral recogida en el catálogo: “los puntos 2, 3, 7, 8, 13 ó 15 están en serio compromiso con esta intervención”.
“La protección patrimonial del faro está fuera de dudas y los promotores de esta obra se acercan peligrosamente a la prevaricación, es decir, hacer algo a sabiendas de que no está permitido”, continúa.
Para IU, la propuesta del Puerto de una obra temporal “al haber tenido en cuenta todas las sensibilidades”, según afirman, “es un maquillaje con el fin de que la obra siga adelante y la gente se acostumbre a su atentado patrimonial con los años”. “Una propuesta así es de mal gobernante y de alguien que tiene en muy poca consideración la voluntad y opinión de la mayoría de la población, asociaciones culturales y conservacionistas y partidos políticos de la comunidad que se han opuesto por comprometer la legalidad y borrar la identidad de un pueblo, una comarca y toda Cantabria”.
Tampoco convence a la coalición de izquierdas las explicaciones con respecto al coste de la obra, ya que el presidente del Puerto ha afirmado que pintarlo de blanco costaría 15.000 euros cada cuatro años y que ahora se van a pagar 40.000 al artista (20.000 por los materiales y la otra mitad para el bolsillo de Okuda y su equipo). “De 75.000 euros pasan a 40.000 porque la diferencia ahora es para rehabilitar la casa del farero y el garaje, no sabemos si de la mano del mismo artista o esas edificaciones no merecen tal privilegio”, ironizan.
“Están reconociendo que van a malgastar el dinero público y pretender que el resto lo normalicemos; con los 40.000 podrían garantizar el mantenimiento de la fachada del faro por más de una década”, razonan.
En un comunicado, la coordinadora autonómica de IU, Leticia Martínez, recuerda que “da igual si la obra dura un año, ocho como ahora matizan o más años, la protección integral del faro en la norma urbanística lo prohíbe y no pueden saltársela a placer”.
Desde la izquierda cántabra insisten en que tanto las normas subsidiarias de Bareyo, como el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) impiden que una obra de estas características se lleve a cabo en elementos catalogados como es el faro, sea el artista que sea.
El artículo 86.2 de las normas subsidiarias es muy claro: En todos los parámetros visibles desde la vía pública y en las cubiertas no podrán efectuarse reformas. Solamente podrán realizarse obras de conservación de las mismas, siempre que mantengan los elementos y materiales existentes.
“El único grado de intervención posible en el faro es de mantenimiento y esperemos que no tomen a la gente por imbécil si quieren hacerla creer que la obra anunciada entra en esa categoría”, apostillaba Martínez.
Por su parte, el grado de protección que se recoge en el PGOU es “integral” y especifica que “en los materiales de acabado de fachadas, […] protegidos o que tengan interés, aparte de las obras de conservación, sólo se permite su reposición”, siendo ésta definida como la “sustitución de partes o elementos de un edificio por otros que tengan características similares a los originales”, cuestión que, “cualquiera puede deducir que no se respeta pues la intervención artística propuesta está a años luz de la concepción original del edificio”.
Además, Martínez incide en que son muchos los puntos que se incumplirían del PGOU con respecto a la protección integral recogida en el catálogo: “los puntos 2, 3, 7, 8, 13 ó 15 están en serio compromiso con esta intervención”.
“La protección patrimonial del faro está fuera de dudas y los promotores de esta obra se acercan peligrosamente a la prevaricación, es decir, hacer algo a sabiendas de que no está permitido”, continúa.
Para IU, la propuesta del Puerto de una obra temporal “al haber tenido en cuenta todas las sensibilidades”, según afirman, “es un maquillaje con el fin de que la obra siga adelante y la gente se acostumbre a su atentado patrimonial con los años”. “Una propuesta así es de mal gobernante y de alguien que tiene en muy poca consideración la voluntad y opinión de la mayoría de la población, asociaciones culturales y conservacionistas y partidos políticos de la comunidad que se han opuesto por comprometer la legalidad y borrar la identidad de un pueblo, una comarca y toda Cantabria”.
Tampoco convence a la coalición de izquierdas las explicaciones con respecto al coste de la obra, ya que el presidente del Puerto ha afirmado que pintarlo de blanco costaría 15.000 euros cada cuatro años y que ahora se van a pagar 40.000 al artista (20.000 por los materiales y la otra mitad para el bolsillo de Okuda y su equipo). “De 75.000 euros pasan a 40.000 porque la diferencia ahora es para rehabilitar la casa del farero y el garaje, no sabemos si de la mano del mismo artista o esas edificaciones no merecen tal privilegio”, ironizan.
“Están reconociendo que van a malgastar el dinero público y pretender que el resto lo normalicemos; con los 40.000 podrían garantizar el mantenimiento de la fachada del faro por más de una década”, razonan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario