Comisiones Obreras de Cantabria, a través de su Federación de Servicios, ha valorado la evolución de la actividad del sector hostelero en la Comunidad desde la reapertura de los establecimientos tras el Estado de Alarma a consecuencia de la pandemia de COVID-19.
Uno de los temas centrales que preocupa al sindicato sobre este sector es, de nuevo, la precariedad laboral de los trabajadores y trabajadoras de hostelería. Marta Careaga, Secretaria General de Servicios de CCOO de Cantabria, señala que, en este tema, “estamos igual que antes, porque la precariedad y las horas extra siguen existiendo”.
Careaga denuncia, en referencia a los registros de jornada, que fueron implantados en mayo de 2019, son de obligado cumplimiento para todas las empresas y deben recoger la hora de entrada y de salida de todos y todas las trabajadoras: “Parece que se les han olvidado”, recalca.
El sector hostelero ha sido de los más dañados a raíz de la pandemia y los establecimientos de restauración y hoteleros se acogieron, en su mayoría, a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Al finalizar el Estado de Alarma, gran parte de estos trabajadores salieron parcialmente de la suspensión temporal de empleo.
Si bien en un primer momento hubo fraude en torno a este tema –por ejemplo, trabajadores y trabajadoras que salían en un 50% del ERTE, pero trabajaban la jornada completa-, la Secretaria General de Servicios destaca que “esta práctica parece que ha parado un poco respecto al inicio de retomar la actividad, pero en cuanto sacan a la plantilla del ERTE, las empresas enseguida imponen los excesos de jornada y las horas extraordinarias”.
Durante estos meses de verano, además, “el sector de la restauración en Cantabria, no así el hotelero, ha tenido mucho trabajo en julio y agosto y, de nuevo, muchos trabajadores y trabajadoras han soportado tener que hacer muchas horas extra”, insiste Careaga.
El sector de la hostelería no es ajeno, además, a la obligatoriedad del cumplimiento en cuanto a medidas de seguridad e higiene para evitar los contagios de COVID-19. En este sentido, Careaga denuncia el exceso de trabajo al que se ven sometidos los y las trabajadoras: “Además de las horas extra que siempre hacían, ahora las plantillas tienen más carga de trabajo porque también tienen que limpiar”, señala.
La manera de llevar a cabo estas medidas “fue horrible al principio, cuando los establecimientos empezaron a abrir”, destaca Careaga, pero incide en que “las medidas de higiene y seguridad han mejorado en los bares respecto al comienzo de la apertura tras el Estado de Alarma, también porque los clientes así lo han exigido”.
La patronal de Hostelería no contesta
En este sentido, cabe recordar la insistencia del sindicato en lo referente al cumplimiento de las medidas de seguridad desde que comenzó la desescalada y los establecimientos empezaron a abrir sus puertas de nuevo.
CCOO envió el pasado junio una carta al presidente de la patronal de Hostelería, Ángel Cuevas, en la que solicitaba la garantía de las medidas de seguridad y salud para la plantilla y la clientela de los establecimientos hosteleros y proponía hacerlo a través de un certificado que garantizara que en un establecimiento se han implantado las medidas de prevención adecuadas. A día de hoy, esa misiva –que forma parte de una iniciativa conjunta con UGT a nivel nacional- aún no ha obtenido respuesta.
Uno de los temas centrales que preocupa al sindicato sobre este sector es, de nuevo, la precariedad laboral de los trabajadores y trabajadoras de hostelería. Marta Careaga, Secretaria General de Servicios de CCOO de Cantabria, señala que, en este tema, “estamos igual que antes, porque la precariedad y las horas extra siguen existiendo”.
Careaga denuncia, en referencia a los registros de jornada, que fueron implantados en mayo de 2019, son de obligado cumplimiento para todas las empresas y deben recoger la hora de entrada y de salida de todos y todas las trabajadoras: “Parece que se les han olvidado”, recalca.
El sector hostelero ha sido de los más dañados a raíz de la pandemia y los establecimientos de restauración y hoteleros se acogieron, en su mayoría, a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Al finalizar el Estado de Alarma, gran parte de estos trabajadores salieron parcialmente de la suspensión temporal de empleo.
Si bien en un primer momento hubo fraude en torno a este tema –por ejemplo, trabajadores y trabajadoras que salían en un 50% del ERTE, pero trabajaban la jornada completa-, la Secretaria General de Servicios destaca que “esta práctica parece que ha parado un poco respecto al inicio de retomar la actividad, pero en cuanto sacan a la plantilla del ERTE, las empresas enseguida imponen los excesos de jornada y las horas extraordinarias”.
Durante estos meses de verano, además, “el sector de la restauración en Cantabria, no así el hotelero, ha tenido mucho trabajo en julio y agosto y, de nuevo, muchos trabajadores y trabajadoras han soportado tener que hacer muchas horas extra”, insiste Careaga.
El sector de la hostelería no es ajeno, además, a la obligatoriedad del cumplimiento en cuanto a medidas de seguridad e higiene para evitar los contagios de COVID-19. En este sentido, Careaga denuncia el exceso de trabajo al que se ven sometidos los y las trabajadoras: “Además de las horas extra que siempre hacían, ahora las plantillas tienen más carga de trabajo porque también tienen que limpiar”, señala.
La manera de llevar a cabo estas medidas “fue horrible al principio, cuando los establecimientos empezaron a abrir”, destaca Careaga, pero incide en que “las medidas de higiene y seguridad han mejorado en los bares respecto al comienzo de la apertura tras el Estado de Alarma, también porque los clientes así lo han exigido”.
La patronal de Hostelería no contesta
En este sentido, cabe recordar la insistencia del sindicato en lo referente al cumplimiento de las medidas de seguridad desde que comenzó la desescalada y los establecimientos empezaron a abrir sus puertas de nuevo.
CCOO envió el pasado junio una carta al presidente de la patronal de Hostelería, Ángel Cuevas, en la que solicitaba la garantía de las medidas de seguridad y salud para la plantilla y la clientela de los establecimientos hosteleros y proponía hacerlo a través de un certificado que garantizara que en un establecimiento se han implantado las medidas de prevención adecuadas. A día de hoy, esa misiva –que forma parte de una iniciativa conjunta con UGT a nivel nacional- aún no ha obtenido respuesta.
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