El Dr. Juan T. Bezos Capelastegui acaba de regresar de Mangola (norte de Tanzania), en donde ha participado en una misión sanitaria, colaborando con Gaes Solidaria (empresa dedicada a la adaptación de aparatos para la audición).
Durante su estancia en ese hospital, se han realizado más de 120 nuevas consultas, revisiones y se han programado unas 15 intervenciones quirúrgicas, que realizará el equipo de otorrinolaringólogos de Córdoba, que todos los años acude a este Hospital para trabajar, siempre bajos los auspícios de URAFIKI (que en swahili significa amistad), que es la O.N.G. que coordina éstas actuaciones. Durante estos días también se han adaptado entre 50 y 60 aparatos de audición, previamente programados por otras expediciones.
Mangola es una aldea que en los últimos años ha crecido, gracias al desarrollo de los regadíos por la abundancia de manantiales, cultivándose cebollas, maíz y arroz, además de la ganadería.
Desde hace 30 años, dos sacerdotes de la Orden del Espíritu Santo (los padres Pepe y Miguel Angel), han llevado a buen término, su labor humanitaria y pastoral, han creado el Hospital, bastante bien dotado, un internado para niñas, en colaboración con algunas religiosas y ahora se han incorporado unas monjas mejicanas, para poner en marchas programas de desarrollo para la mujer.
La experiencia ha sido muy positiva, tanto profesional como personalmente y, en el futuro, si hay oportunidad para ello, no descarta volver a participar en alguna acción como ésta.
Durante su estancia en ese hospital, se han realizado más de 120 nuevas consultas, revisiones y se han programado unas 15 intervenciones quirúrgicas, que realizará el equipo de otorrinolaringólogos de Córdoba, que todos los años acude a este Hospital para trabajar, siempre bajos los auspícios de URAFIKI (que en swahili significa amistad), que es la O.N.G. que coordina éstas actuaciones. Durante estos días también se han adaptado entre 50 y 60 aparatos de audición, previamente programados por otras expediciones.
Mangola es una aldea que en los últimos años ha crecido, gracias al desarrollo de los regadíos por la abundancia de manantiales, cultivándose cebollas, maíz y arroz, además de la ganadería.
Desde hace 30 años, dos sacerdotes de la Orden del Espíritu Santo (los padres Pepe y Miguel Angel), han llevado a buen término, su labor humanitaria y pastoral, han creado el Hospital, bastante bien dotado, un internado para niñas, en colaboración con algunas religiosas y ahora se han incorporado unas monjas mejicanas, para poner en marchas programas de desarrollo para la mujer.
La experiencia ha sido muy positiva, tanto profesional como personalmente y, en el futuro, si hay oportunidad para ello, no descarta volver a participar en alguna acción como ésta.
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