Con mucha ilusión y un año más, alumnos del instituto Nueve Valles ha participado en un proyecto de intercambio escolar con alumnos del Collège Pierre Robert de Le Dorat, pueblo francés del Limousin, hermanado con Santillana del Mar desde hace casi 5 décadas.
Y de nuevo ha sido una experiencia enriquecedora y novedosa para unas 26 familias que acogieron durante una semana, a unos 26 chicos y chicas franceses, de edades comprendidas entre los 13 y los 15 años. Esta experiencia se repetirá en Le Dorat en la segunda semana de mayo.
Esta nueva edición que está impulsada por la Dirección del Centro y el Departamento de francés no existiría sin el apoyo del Ayuntamiento de Santillana del Mar y sin la colaboración de las familias de acogida que hacen de este proyecto algo accesible para muchos.
Esta semana de convivencia ha permitido poner a prueba los conocimientos adquiridos en los idiomas en común y las capacidades de comunicación de cada uno, con los esfuerzos que supone tal experiencia, teniendo en cuenta que para muchos chicos y chicas, era la primera vez que viajaban al extranjero y estas condiciones.
Se les brindó la oportunidad de descubrir otro modo de vivir y otras costumbres al compartir el día a día con sus compañeros y compañeras españoles en su entorno familiar y escolar.
Las excursiones programadas les han llevado a conocer lugares emblemáticos de la comunidad: desde la ciudad de Santander, pasando por el mercado semanal de Torrelavega, el museo de Altamira y una visita panorámica de gran parte de la zona occidental.
La programación se cerró con la recepción en el Excmo Ayuntamiento de Santillana del Mar por parte del alcalde, Isidoro Rábago León y Mª Luz Muñoz Barquín, teniente de alcalde seguida de la visita del conjunto monumental de la villa así como de la colegiata.
El buen tiempo, atípico para la estación, ha acompañado en todo momento las excursiones pudiendo aprovechar y disfrutar al máximo las visitas en exteriores.
En definitiva, este tipo de proyecto permite unir dos realidades distintas y enriquecer de una manera única las vivencias de los participantes, descubriendo otras costumbres y un patrimonio único además de crear lazos que a veces permanecen durante años y todo ello, gracias al magnífico interés, esfuerzo y dedicación de las familias acogedoras.
Y de nuevo ha sido una experiencia enriquecedora y novedosa para unas 26 familias que acogieron durante una semana, a unos 26 chicos y chicas franceses, de edades comprendidas entre los 13 y los 15 años. Esta experiencia se repetirá en Le Dorat en la segunda semana de mayo.
Esta nueva edición que está impulsada por la Dirección del Centro y el Departamento de francés no existiría sin el apoyo del Ayuntamiento de Santillana del Mar y sin la colaboración de las familias de acogida que hacen de este proyecto algo accesible para muchos.
Esta semana de convivencia ha permitido poner a prueba los conocimientos adquiridos en los idiomas en común y las capacidades de comunicación de cada uno, con los esfuerzos que supone tal experiencia, teniendo en cuenta que para muchos chicos y chicas, era la primera vez que viajaban al extranjero y estas condiciones.
Se les brindó la oportunidad de descubrir otro modo de vivir y otras costumbres al compartir el día a día con sus compañeros y compañeras españoles en su entorno familiar y escolar.
Las excursiones programadas les han llevado a conocer lugares emblemáticos de la comunidad: desde la ciudad de Santander, pasando por el mercado semanal de Torrelavega, el museo de Altamira y una visita panorámica de gran parte de la zona occidental.
La programación se cerró con la recepción en el Excmo Ayuntamiento de Santillana del Mar por parte del alcalde, Isidoro Rábago León y Mª Luz Muñoz Barquín, teniente de alcalde seguida de la visita del conjunto monumental de la villa así como de la colegiata.
El buen tiempo, atípico para la estación, ha acompañado en todo momento las excursiones pudiendo aprovechar y disfrutar al máximo las visitas en exteriores.
En definitiva, este tipo de proyecto permite unir dos realidades distintas y enriquecer de una manera única las vivencias de los participantes, descubriendo otras costumbres y un patrimonio único además de crear lazos que a veces permanecen durante años y todo ello, gracias al magnífico interés, esfuerzo y dedicación de las familias acogedoras.
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