La Consejería de Sanidad da por finalizada la temporada 2018-2019 de gripe estacional en Cantabria con un balance provisional de 13.250 pacientes notificados, es decir 55,86 casos por cada 100.000 habitantes; 240 ingresos, 126 de ellos graves, y 25 defunciones, la mayoría (60%) sin vacunar.
Del total de casos graves afectados por la gripe este año, un 71% no estaba correctamente vacunado. En el caso de las personas fallecidas, el 60% no estaban vacunadas, a pesar de pertenecer en un altísimo porcentaje a grupos de riesgo. La Consejería de Sanidad insiste en recordar que la evidencia científica señala que la única medida preventiva frente a la gripe y, sobre todo, frente a las complicaciones que produce, es la vacuna, cuya efectividad aumenta con la administración continuada todos los años.
Este año, Cantabria ha sufrido la onda epidémica de gripe mucho antes que otras temporadas y con uno de los niveles más altos de incidencia en el pico máximo de la enfermedad, ya que la tasa de gripe durante la tercera semana de enero alcanzó los 532,5 casos por 100.000 habitantes, un nivel epidémico muy alto. Por contra, Cantabria ha sido la comunidad autónoma donde más pronto se ha extinguido la onda, con un descenso casi absoluto de circulación viral.
Durante esta campaña se han registrado 25 personas fallecidas, el 60% de ellas sin vacunar. Además, del total de 240 ingresos en los que se constataba cuadro gripal, aunque en muchos casos asociados a otras patologías, 126 han sido casos graves y 46 han precisado ingreso en cuidados especiales. La mayor parte de los ingresos se han producido en Valdecilla (67%) y Sierrallana (24%).
Los sectores de población más afectados han sido la primera infancia, fundamentalmente menores de 5 años, por la ausencia o la menor experiencia inmunitaria al no haber estado en contacto con el virus gripal, y el tramo de edad comprendido entre los 35 y 45 años. Como en años anteriores, el segmento poblacional menos afectado es el de los mayores de 65 años, dados los mayores niveles de vacunación y la mayor experiencia inmunitaria.
El virus que ha circulado en Cantabria, al igual que en el resto de España, ha sido del tipo A, durante la primera parte de la onda epidémica en su variante AH1N1, aumentando el subtipo AH3N2 a medida que avanzaba la onda.
Del total de casos graves afectados por la gripe este año, un 71% no estaba correctamente vacunado. En el caso de las personas fallecidas, el 60% no estaban vacunadas, a pesar de pertenecer en un altísimo porcentaje a grupos de riesgo. La Consejería de Sanidad insiste en recordar que la evidencia científica señala que la única medida preventiva frente a la gripe y, sobre todo, frente a las complicaciones que produce, es la vacuna, cuya efectividad aumenta con la administración continuada todos los años.
Este año, Cantabria ha sufrido la onda epidémica de gripe mucho antes que otras temporadas y con uno de los niveles más altos de incidencia en el pico máximo de la enfermedad, ya que la tasa de gripe durante la tercera semana de enero alcanzó los 532,5 casos por 100.000 habitantes, un nivel epidémico muy alto. Por contra, Cantabria ha sido la comunidad autónoma donde más pronto se ha extinguido la onda, con un descenso casi absoluto de circulación viral.
Durante esta campaña se han registrado 25 personas fallecidas, el 60% de ellas sin vacunar. Además, del total de 240 ingresos en los que se constataba cuadro gripal, aunque en muchos casos asociados a otras patologías, 126 han sido casos graves y 46 han precisado ingreso en cuidados especiales. La mayor parte de los ingresos se han producido en Valdecilla (67%) y Sierrallana (24%).
Los sectores de población más afectados han sido la primera infancia, fundamentalmente menores de 5 años, por la ausencia o la menor experiencia inmunitaria al no haber estado en contacto con el virus gripal, y el tramo de edad comprendido entre los 35 y 45 años. Como en años anteriores, el segmento poblacional menos afectado es el de los mayores de 65 años, dados los mayores niveles de vacunación y la mayor experiencia inmunitaria.
El virus que ha circulado en Cantabria, al igual que en el resto de España, ha sido del tipo A, durante la primera parte de la onda epidémica en su variante AH1N1, aumentando el subtipo AH3N2 a medida que avanzaba la onda.
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