domingo, 1 de noviembre de 2015

Tribiuna Libre: Insólita USO


Vaya por delante que no suelo generalizar cuando se trata de una sigla u organización y de las personas que la componen. En todos los sitios cuecen habas y, si se trata de un sindicato, es difícil imaginar que todos sus miembros vayan a moverse a toque de silbato.
Por eso, quiero dejar claro que voy a hablar de USO, por una sola vez, pero que, siempre que lo nombre, me estaré refiriendo a una parte de USO, en concreto, a USO de Sniace y, quizás a USO de Torrelavega o del Besaya.
Lo último que esa parte de USO ha hecho, en el tema de Sniace, y que ha podido desconcertar a la opinión pública, ha sido solicitar que se declare culpable el concurso de acreedores. Las repercusiones jurídicas que esa acción pueda tener lo dirán los jueces pero, de cualquier manera, afectará a los consejeros de Sniace, en sus personas, pero no a la empresa, como tal. Y, por lo tanto, tampoco al concurso de acreedores. Así lo creen los asesores de los sindicatos que representan a la mayoría del Comité de empresa. Sin embargo, sí puede tener repercusión en el proceso de la ampliación de capital, imprescindible para la obtención de fondos para la reversión de los despidos de los trabajadores y la puesta en marcha de las fábricas. Es comprensible que la situación creada por USO pueda sembrar dudas en los accionistas y posibles inversores a la hora de suscribir dicha ampliación de capital. Pero ese interés por crear incertidumbres no es nuevo. ¿A quién puede beneficiar, por tanto, tal actuación? ¿Se opone USO a que los trabajadores recuperen sus puestos de trabajo?.
¿Qué puede mover a un sindicato a poner, insistentemente, palos en las ruedas en un proceso que pretende que los trabajadores despedidos vuelvan a la plantilla, algunos se jubilen y otros recuperen su puesto de trabajo?.
USO, no lo olvidemos, “cometió el error”, con los demás sindicatos y todos los trabajadores y trabajadoras, de rechazar la propuesta de la empresa, en Setiembre de 2013, decisión que trajo, como consecuencia, el despido de toda la plantilla. Esto, que es conocido y recordado hasta la saciedad, a veces se olvida, o quiere USO que se olvide, para justificar después su separación del resto del Comité y del conjunto de los trabajadores, y actuar por libre.
El camino seguido por USO, después de aquél “error”, ha sido dar por irremediables los despidos, defender la liquidación de Sniace, y ocuparse únicamente de que las indemnizaciones de sus afiliados, sobre todo la de algunos, fuesen las mayores posibles.
Que Sniace tenga viabilidad o no está por ver, pero hay voces autorizadas que piensan que sí. No sólo especialistas, sino también autoridades, administradores concursales, jueces y, lo que es más signifiativo, acreedores, han apostado por la continuidad de Sniace, aún a costa de soportar importantes sacrificios. ¿Estarán todos equivocados?.
USO demuestra que no lo ha creído y, en todo este tiempo, no ha hecho ni una sola propuesta, ni ha llevado a cabo acción alguna, en favor de la vuelta de los trabajadores a sus puestos de trabajo. Toda su ocupación ha consistido en poner trabas, exigir pruebas y garantías inconcebibles. USO, en la negociación del acuerdo laboral, imprescindible para que el convenio de acreedores prosperase, no hizo ninguna propuesta y, como es sabido, al final, no lo firmó. ¡Sólo faltaba que ahora se presentase como defensora del pacto que no quiso firmar!
Es posible que haya sindicatos que prefieran tirar la toalla, rápidamente, ante unos despidos, para dedicarse únicamente a reivindicar la correspondiente indemnización. Demuestran que los puestos de trabajo no les importan. Por suerte, no todos los sindicatos piensan igual, al menos no lo piensan los que conforman la mayoría del Comité de Sniace, UGT, SU y CCOO, y creo que tampoco lo piensan la mayoría de los trabajadores y trabajadoras, menos aún, en unos momentos como los actuales, en que tener un puesto de trabajo se ha convertido, para muchos, en un preciado tesoro.
¿Es solamente una divergencia sindical o hay otras razones que expliquen la política de USO-Sniace?.
Voy a mojarme, lanzando una hipótesis que no es más que eso, una hipótesis, basada sólo en indicios e interpretaciones personales, y no en pruebas, por supuesto, pero que explicaría tales actitudes.
El gobierno de Ignacio Diego, desde el principio, no ha estado por de la viabilidad de Sniace en su conjunto, y ha apostado, claramente, por la liquidación de la firma Sniace.SA. Su coartada para justificar tal postura se ha basado en la “mala gestión” de su actual equipo directivo. Liquidada y disuelta la empresa, sus activos, al menos los más rentables, podrían ser vendidos, sin deudas, sin plantillas, libres de polvo y paja, a “cualquier inversor afín”. Alguien podría hacer negocio con la operación y actuar a su antojo en lo laboral.
Hasta aquí la hipótesis. Los hechos son más esclarecedores.
Cada paso positivo que empresa, Comité, administradores concursales y acreedores han dado en la dirección de recuperar Sniace, ha puesto nervioso al Gobierno de Diego, lo cual hemos podido comprobar en sus declaraciones, en sus actitudes, en su inoperancia, en su falta de respuesta y colaboración efectiva, esa que se manifiesta en los hechos, y no en los discursos para la galería. Ni siquiera están valorando que la reapertura de Sniace les puede beneficiar electoralmente el 20-D.
En esta política, el Gobierno ha contado con dos colaboraciones fundamentales: el apoyo del principal medio de comunicación escrito de Cantabria y de la USO de Sniace, dando informaciones falsas, unas veces, no contrastadas, otras, construyendo titulares en base a afirmaciones sacadas de contexto, siempre en su afán de descalificar lo que los demás estaban haciendo y, por supuesto, sin dar ninguna alternativa que devolviera a los trabajadores a sus puestos de trabajo.
Intereses políticos y económicos aparte, tal actitud, sólo puede explicarse en la intención de obtener algún beneficio particular e, incluso, personal, de la organización o de los dirigentes de USO-Torrelavega. Lo que políticamente siempre sería discutible, sindicalmente es deleznable o, cuando menos, insólito.
El complicado proceso que puede culminar con la readmisión de la plantilla, la jubilación de los jubilables y la puesta en marcha de las fábricas, afortunadamente, sigue su curso, salvando multitud de obstáculos, y parece que cada vez están más cerca de ser realidad. Será un notable éxito y un precedente importante en los anales de la lucha sindical. De cualquier manera, sea cual sea el resultado final, la perseverancia de los trabajadores y trabajadoras de Sniace, en su lucha por recuperar sus puestos de trabajo, es encomiable. Y tales esfuerzos, sin duda, tienen que ser recompensados.
José María Grúber SUC

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