Una ciudad desangrada por la
crisis sistémica, que azota, como siempre, a los más débiles, una ciudad
con 5.653 parados, -a los que se suman cientos de personas que asisten a
cursos de formación- con índices más que preocupantes de urgencia
social, una ciudad donde la alcaldesa no fue elegida por los ciudadanos,
ni siquiera iba la segunda en su lista, una ciudad donde esa misma
alcaldesa no es respaldada por sus compañeros de partido para encabezar
las listas del PSOE en las próximas municipales, una ciudad
históricamente luchadora, reivindicativa, solidaria, una ciudad donde
estamos hartas y hartos de las maniobras de la patronal, de los caciques
(los grandes y los de barrio, los del billete y los de la fábrica, los
del sindicato que vende a sus compañeros y los que se reclaman más
colorados que la cara que debiera ponérseles cuando mentan la palabra
socialismo), una ciudad que ya no aguanta más promesas históricamente
incumplidas, más ensayos de egocentrismo con su futuro… es una ciudad
que no merece los gobernantes que tiene ni su cerrazón ante las demandas
de sus vecinas y vecinos.
Meses de charlas, asambleas,
propuestas alternativas, miles de firmas, decenas de comunicados y
reuniones con agentes sociales, concentraciones, caceroladas, cadenas
humanas multitudinarias, mesas informativas por los barrios, debates en
redes sociales, tribunas de opinión etc. avalan la trayectoria cívica,
popular, unitaria, integradora, sana, de la Asamblea Contra el Centro de
Emprendedores. Cívica, popular, unitaria e integradora porque en su
seno se dan cabida múltiples expresiones de lo que son los movimientos
sociales y políticos de nuestra ciudad, así como decenas de vecinos de
los distintos barrios, sobre todo de La Inmobiliaria (muchos de ellos
encabezaron la lucha por el “Plan Urban” y ahora denuncian la perversión
de sus demandas). Sana porque si algo ha demostrado la historia es que
las personas cuando toman conciencia de sus problemas y éstos se les
revelan los mismos que los de sus vecinos, no hay nada que los pare, la
articulación de soluciones comunes a problemas comunes a través de la
participación directa, organizada, consciente de la ciudadanía es el
ejercicio de la Política con mayúsculas, es el empoderamiento de las
personas para buscar soluciones, o en su caso oponerse a las que les dan
desde el poder, a las situaciones que viven como conjunto, como
comunidad, como un Nosotros con ganas de serlo y de mejorar su
existencia en el mundo a través de él.
Después de estos meses,
casos de presunta corrupción urbanística que salpican a los grandes
partidos mediante, la respuesta ha sido nula, cerrazón, opacidad,
chulería, prepotencia, a las demandas de la gente. Estamos ante el
inicio de la consumación de una de las mayores chapuzas de la historia
reciente de nuestra ciudad (y, desgraciadamente, no son pocas las que
han ocurrido), porque además de chapuza es un sinsentido. Una obra
megalómana, millonaria (con una diferencia del 42% entre el precio de
licitación y lo adjudicado a la constructora que augura cuantiosos
sobrecostes sin contar gastos de mantenimiento aún no razonados ni
explicados), sin demanda (recordemos los servicios
que ofrece el
centro de emprendedores de Torres con plazas vacías), sin proyecto aún
(primero construimos, y después nos inventamos algo para hacer dentro),
con la oposición de miles de personas en forma de firmas recogidas por
los barrios de la ciudad especialmente en La Inmobiliaria, con cientos
participando en los actos pero sobretodo con una alcaldesa no electa,
sin respaldo de su partido y contradiciendo a lo que el PSOE opinaba
hace 2 años (“los socialistas nos oponemos al centro de emprendedores
por ser una obra millonaria, tampoco nos gusta que sea en la Carmencita”
Pedro Aguirre, 2012) etc.
Para una persona corriente parece que
nada tiene sentido, porque en realidad no lo tiene. ¿Hacen falta
soluciones? Claro, ¿las soluciones vienen dadas por esta obra
millonaria? En absoluto. ¿Es malo el emprendimiento? No, y hay que
apoyar a quienes puedan y quieran realizarlo ¿hay condiciones en nuestra
ciudad para que cientos de personas “emprendan” generando así una
recuperación brillante, enorme del desempleo? Hay que tener poco pulso a
la realidad social de nuestra ciudad para pensar algo así, ¿Nos
intentan vender esta obra cual zanahoria atada en un palo para que
sigamos creyendo que son capaces de sacarnos de donde estamos e intentar
seducirnos con un facilón, chabacano, engañoso y falso discurso
pro-emprendeduría que no deja de ser un: como hemos fracasado en brindar
soluciones políticas, comunes, públicas a la situación, que se las
arreglen ellos? Que no quepa la menor duda.
Muchos serán los
estómagos agradecidos, los compañeros de intereses, los oportunistas de
turno que intenten deslegitimar la labor de organización, unidad y
civismo que realiza la Asamblea Contra el Centro de Emprendedores, pero
cada vez engañan a menos gente. Llegados a este punto donde el poder ya
no ofrece al pueblo más que palmaditas en la espalda, portazos ó
mentiras, la gente será sabia para seguir demostrando de forma firme y
sin fisuras (salvo de aquellos que tengan otro interés más que el común)
que estamos hartos y que no se va a consentir que se juegue con el
dinero de todas y todos por parte de aquellos que antes de la moción se
oponían al proyecto descubriéndose hoy, de forma inequívoca como
“iguales”, “casta”, “caciques”.
Por tanto no nos queda más que
apelar, de nuevo, al sentido común y al diálogo con la ciudadanía
organizada, pues el voto no es una carta blanca para el despotismo y la
manga ancha, y pedir que la alcaldesa se sume a la moda del
emprendedurismo y emprenda la retirada de este proyecto que sólo va a
traer despilfarro en las arcas, hartazgo e ira entre el pueblo y nada
bueno ni tangible a la ciudad y sus gentes.
Iván Martínez Fernández
Concejal y Portavoz de Asamblea Ciudadana por Torrelavega
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