La lluvía volvió a
hacer acto de presencia en uno de los actos más emotivos dentro del programa de
las fiestas patronales: la procesión de La Virgen Grande, una vez terminado el
acto religioso oficiado por el Obispo de Santander y un grupo de sacerdotes de la comarca y celebrado en la iglesia de San José Obrero, sede de la Virgen Grande, patrona
de la ciudad. Aunque amainó ya era demasiado tarde y se decidió por no salir.
El momento más emotivo fue cuando la venerada imagen salió por la puerta coronada por el dintel que esculpiera en piedra Jesús Otero, bajó a la calle y permaneció a la entrada, adornada con el manto azul y la corona de plata que Torrelavega le regaló en la década de los años 60 del siglo XX.
Pero antes salieron de la iglesia los fieles, las autoirdades eclesiásticas con el Obispo de Santander a la cabeza y las autoridades civiles con el delegado del Gobierno y la alcaldesa de la ciudad al frente, ediles de la Corporación, diputados, representantes del Parlamento de Cantabria y de otras instituciones.
Minutos después se entonó el Himno Nacional de España, la música más solemne con la que este país puede recibir a una "autoridad".
Luego el Grupo de Danzas Virgen de las Nieves de Tanos y sus picayos, siguiendo un tradición ancestral de los pueblos cántabros, bailaron delante de ella como signo de respeto.
Luego, el Coro Garcilaso, en la voz de Julián Revuelta, cantó el Himno a Torrelavega donde dice en uno de sus párrafos: "Grande por todo y en todo lo de esta fecunda vega. Hijos de la Virgen Grande. Bendita Torrelavega".
Luego se volvió a recoger la imagen dentro de la iglesia y ya en el interior y ante la imagen de la Virgen Grande el obispo y autoridades rezaron por la virgen y por la ciudad.
El momento más emotivo fue cuando la venerada imagen salió por la puerta coronada por el dintel que esculpiera en piedra Jesús Otero, bajó a la calle y permaneció a la entrada, adornada con el manto azul y la corona de plata que Torrelavega le regaló en la década de los años 60 del siglo XX.
Pero antes salieron de la iglesia los fieles, las autoirdades eclesiásticas con el Obispo de Santander a la cabeza y las autoridades civiles con el delegado del Gobierno y la alcaldesa de la ciudad al frente, ediles de la Corporación, diputados, representantes del Parlamento de Cantabria y de otras instituciones.
Minutos después se entonó el Himno Nacional de España, la música más solemne con la que este país puede recibir a una "autoridad".
Luego el Grupo de Danzas Virgen de las Nieves de Tanos y sus picayos, siguiendo un tradición ancestral de los pueblos cántabros, bailaron delante de ella como signo de respeto.
Luego, el Coro Garcilaso, en la voz de Julián Revuelta, cantó el Himno a Torrelavega donde dice en uno de sus párrafos: "Grande por todo y en todo lo de esta fecunda vega. Hijos de la Virgen Grande. Bendita Torrelavega".
Luego se volvió a recoger la imagen dentro de la iglesia y ya en el interior y ante la imagen de la Virgen Grande el obispo y autoridades rezaron por la virgen y por la ciudad.
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